Si los maestros capacitados y experimentados adquieren armas “casi gratuitamente”, las escuelas se volverán “un blanco más difícil” para los tiradores, argumenta Trump
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La matanza de Parkland, Florida, en la que un joven de 19 años, presuntamente perteneciente a un grupo supremacista blanco, Nikolas Cruz, asesinó con un rifle de asalto AR-15 a 17 personas y dejó heridas a otras 15, ha desatado una discusión sin precedentes en la historia de los tiroteos masivos en Estados Unidos.
Las miradas de los jóvenes –especialmente de los sobrevivientes de la matanza de Parkland—se han dirigido, por varias razones (el apoyo republicano y del propio Donald Trump a la poderosa Asociación Nacional del Rifle, así como las tendencias supremacistas que se pueden desprender de su discurso anti inmigrante, entre otras) a la Casa Blanca.
Tras una reunión celebrada el 21 de febrero en Washington, en la que Trump fue captado con una serie de notas en la que se veía que tenía que ser empático con los sobrevivientes de Parkland, propuso una solución que, en su opinión, serviría si no para frenar, para enfrentar tantos tiroteos escolares: armar a los maestros.
El argumento del presidente coincide con el postulado de la Asociación Nacional del Rifle, organismo que pocos días más tarde del tiroteo de la Marjory Stoneman Douglas High School utilizó su canal de televisión (NRA-TV) para argumentar a sus miembros que “más armas en las escuelas podrían evitar las masacres”.
Por su parte, Trump ha insistido en armar a los maestros en primera instancia. Incluso sugirió darles “bonos” especiales a maestros capacitados para que tengan sus armas en el escritorio del salón de clases. El tema definido por el presidente es que si los maestros capacitados y experimentados adquieren armas “casi gratuitamente” las escuelas se volverán “un blanco más difícil” para los tiradores.
“No quiero que los maestros tengan armas, quiero ciertas personas muy hábiles, personas que entienden el armamento, las armas, si realmente tienen esa aptitud”, dijo Trump durante la segunda reunión en la Casa Blanca en dos días para discutir cómo responder al tiroteo de Parkland.
Tipos buenos contra tipos malos
En sintonía con el reciente discurso del jefe de la Asociación Nacional del Rifle. Wayne LaPierre, quien dijo en Washington que la respuesta adecuada a la carnicería en Parkland no era aprobar nuevas leyes de armas, sino mejorar y hacer cumplir el sistema de verificación de antecedentes existente”, así como “endurecer nuestras escuelas” con más guardias armados, el presidente Trump habló de “endurecer” la presencia armada en las escuelas.
Según esta línea argumental, una escuela fortificada, armada, con guardias y con maestros armados, sería “un objetivo poco atractivo para un agresor armado”.
Repite el presidente, casi a detalle, la frase que LaPierre hizo popular después de que 20 niños y seis adultos murieran a tiros en la masacre de la escuela primaria Sandy Hook en Newtown, Connecticut, en 2012: “La única manera de detener a un tipo malo con un arma, es un tipo bueno con un arma”.
Trump está promoviendo este argumento incluso cuando el ayudante del alguacil de Parkland, quien había sido el único guardia armado en la escuela en la que actuó Nikolas Cruz tras activar la alarma de incendio, renunció el jueves luego de que un video de vigilancia mostrara que nunca intentó entrar al colegio para enfrentarse al tirador.
Los maestros de Estados Unidos han dicho que la propuesta del presidente podría ser de muy poca efectividad a la hora de enfrentar a un desequilibrado con ánimo de venganza (Cruz había sido echado de la escuela meses antes) y con acceso a comprar armas de asalto, como la AR-15, con la que mató a 17 personas en Parkland el 14 de febrero pasado.
Ciertamente, la presión de los jóvenes y de buena parte de los opositores al armamentismo civil en Estados Unidos, ha hecho que el presidente Trump se manifiesta a favor de elevar la edad para poder adquirir armas de 18 a 21 años, medida a la que se opone la Asociación Nacional del Rifle. Pero no mucho más.
Y en medio del estira y afloja, los tiroteos en las escuelas de Estados Unidos se han vuelto una costumbre. Las estadísticas indican que se produce uno cada siete días y medio. Por jóvenes como Cruz, que pudieron adquirir en el mercado libre un arma de asalto, para uso militar.