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Mary Ward, “la jesuita”

MARY WARD
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Miriam Díez Bosch - publicado el 16/01/18
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Intentó fundar una “Compañía de Jesús” para mujeres

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Mary Ward (1585-1645) fundó una congregación femenina de vida apostólica sin clausura, inspirada por el modelo de los jesuitas. Su intuición era demasiado prematura: Ward pasó muchos años en Roma pidiendo al Papa el reconocimiento de su nueva congregación, pero en 1631 su Orden fue suprimida y Mary Ward fue acusada de herejía.

Su fe inquebrantable hacen de ella una mujer serena, sabia, valiente y fiel.

Santa Teresa de Jesús se lleva la palma de ser la santa andariega, con un coraje extraordinario y con tesón de reformadora. Pero Mary Ward no queda atrás. La fundadora de las “damas inglesas” (conocidas también como “damas irlandesas” es una mujer de vanguardia, nacida en el siglo XVI en Inglaterra, con un claro celo apostólico.

Estuvo bajo la sombra de la Inquisición y su congregación fue disuelta. Sólo en 1877 fue su congregación reconocida por la Iglesia y no fue hasta 1909 que se permitió a Mary Ward recibir el nombre de fundadora.

“Esa mujer incomparable que Inglaterra dio a la Iglesia…” dijo de ella Papa Pío XII, y Juan Pablo II en Mulieres Dignitatem la cita junto a otras mujeres “perfectas” que han participado a la misión de la Iglesia no sin dificultades y discriminaciones.



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La Iglesia Católica la vio demasiado audaz y Ward sufrió persecuciones y incomprensiones. Para ella, su iniciativa se fundaba en las Constituciones de San Ignacio de Loyola. Su deseo era crear una rama de contemplativas en acción.

Defendió mucho a la mujer, llegando a afirmar: “Entre hombres y mujeres no hay ninguna diferencia de tal género que estas no puedan hacer nada grande. Y espero que en el futuro se podrá constatar que las mujeres cumplirán cosas grandes”.

Su idea no prosperó e incluso se disolvió su obra, la metieron en la cárcel en Alemania y la sometieron a la Inquisición.

Demasiado moderna para su época, Pío XII la llamó “mujer incomparable”. Mary Ward es la fundadora del Instituto Beata Vergine María (IBVM).

Alfredo López Amat, SJ, en un estudio sobre la figura de Mary Ward llamado “El drama de una pionera”, recuerda que Ward estaba enferma, tenía pocos medios, iba andando y le tocó vivir en medio de la Guerra de los 30 años.

Características de su carácter son la lealtad y la veracidad, y su incapacidad de decir medias verdades. Sus compañeras destacan en ella un “perfecto equilibrio”

Esta mujer pionera cruzó 10 veces el Canal de la Mancha y es la precursora de la vida femenina activa, apostólica.

Nació el 23 de enero de 1585 en el seno de una familia católica noble y rural en el Yorkshire. Cuando tiene dos años ejecutan a María Estuardo, reina escocesa católica.

Es en este contexto de persecución católica por parte de la Iglesia Anglicana que Mary Ward transcurre su infancia. Cambia de casa constantemente, le ofrecen matrimonio, pero ella tiene vocación religiosa.

Cruzó el canal de la Mancha para ir a Francia o a los Países Bajes. Escogió el convento de las clarisas valonas como lega.

No le gustó la experiencia y en menos de un año estaba fuera decidida a fundar un convento para clarisas inglesas. Este convento existe.

Deja la fundación al sentir una voz interior que le dice que este no es su camino. Se dedica a una vida apostólica en Inglaterra. A los padres jesuitas no les gustó, la iniciativa jesuita de Mary Ward. La Compañía de Jesús no admitía mujeres.

Se presenta ante el Papa

En 1621 se presenta en Roma el día de Nochebuena. Presentó la fundadora el programa del nuevo Instituto femenino al Papa Gregorio XV. Empieza una época de reuniones continuas para la posible aprobación de su instituto.

Los años transcurridos en la Ciudad Eterna, de 1622 a 1625/26, no fueron provechosos. La ausencia de clausura era un problema mayor del que ella preveía.
María Ward aparecía como una mujer sospechosa de rebelión, herejía y desobediencia. Su caso, a través de la Congregación de Propaganda Fide fue a parar a la Inquisición.

Murió fracasada, sin ver reconocido el Instituto que había fundado. El Papa Urbano VIII suprimió su Instituto. Pero sus compañeras no dejaron morir su llama.

¿Santa?

La causa para la canonización de Mary Ward fue abierta en 1929. Los teólogos completaron su investigación en mayo de 2009 y recomendaron unánimemente que Mary Ward demostró ‘virtud heroica’ y que su causa debería seguir adelante. La comisión de Cardinales y Obispos confirmó esto en noviembre de 2009 y posteriormente por el Papa.

Benedicto XVI promulgó el Decreto de virtudes heroicas de la Venerable Mary Ward.

El Instituto de Mary Ward existe hoy bajo los nombres de Congregatio Jesu y el Instituto de la Bienaventurada Virgen Maria (Loreto) con aproximadamente 3.000 miembros. Las hermanas de Mary Ward están en 44 países.

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