“Cuidar es dar apoyo, acompañar, dar protagonismo al otro, transmitir consuelo, serenidad y paz” Dr. Francesc Torralba. Filósofo
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Cómo y de qué manera cuidar a una persona enferma o dependiente es un tema recurrente y objeto de múltiples estudios y debates. Desde la perspectiva médica, el objetivo es llegar a consensos para definir criterios universales que rijan la práctica diaria del “cuidar” y aseguren el bienestar físico y emocional de las personas.
Sin embargo, “cuidar” se refiere a un concepto muy amplio y con diferentes acepciones, que engloba desde el autocuidado, al hecho de cuidar y al de dejarse cuidar.
En la mayoría de casos, y por su magnitud, el tema se proyecta en los “otros” y, por tanto, su planteamiento, generalmente, se aborda desde el punto de vista de los/las “cuidadores/as”.
Cuando hablamos de cuidadores nos referimos, sobre todo a médicos y enfermeros/as, y al amplio espectro de figuras “cuidadoras” que ejercen diferentes roles y funciones, desde las más voluntariosas y bienintencionadas a las más profesionalizadas.
Enfoquemos la mirada desde el punto de vista del enfermo, es decir, desde la perspectiva no médica para acercarnos a la vivencia personal de cada uno y visualizar cuál es la percepción de “sentirse cuidado”. ¿Cómo beneficia al paciente el hecho de recibir atenciones y cuidados por parte de terceros?
Una vivencia muy personal
Para asumir el cuidado alguien hay que partir de unos supuestos. José Carlos Bermejo Higuera, autor del libro “Humanizar la asistencia sanitaria”, dice que “el primer aspecto humanizador de la salud se centra en respetar la unicidad de cada persona”.
Cada persona respondemos y afrontamos de manera única y personal una misma situación y, en este sentido, “hablar de humanización es reconocer derechos de todos los seres humanos en virtud de su dignidad para establecer una relación de ayuda adecuada” que se corresponda con los deseos y necesidades del paciente.
Esta reflexión lleva a plantear algunas cuestiones relativas al bienestar del paciente:
- ¿Quién establece las pautas del cuidado para garantizar que el enfermo tiene la percepción de sentirse atendido y respetado según sus deseos?
- ¿Nos hemos preguntado si el paciente quiere y puede aceptar determinados “cuidados”?
- ¿Nos planteamos si el paciente tiene ganas de visitas y charla cuando lleva tiempo enfrentándose al dolor físico y a la discapacidad funcional?
- ¿Sabemos interpretar el reposo, el silencio y la necesidad de intimidad del paciente?.
La relación humanizada es una actitud basada, principalmente, en la escucha activa al mostrar interés por las necesidades de cada persona, al establecer un contacto afectuoso, al respetar sus silencios, al hacerle sentir que es alguien importante, al dedicarle una sonrisa y la palabra adecuada.
Las relaciones humanizadas se nutren atendiendo a estos aspectos que requieren de habilidades comunicativas y de capacidad empática. El resultado de su combinación resulta en grandes logros para el bienestar y recuperación del paciente.
La esencia del cuidar
En el artículo “Esencia del cuidar-Siete tesis” el Dr. Francesc Torralba, filósofo y profesor de la Universidad de Barcelona, experto en Antropología del Cuidar, expone que hay siete tesis para articular la comprensión del concepto “cuidado-cuidar”, entendido en su dimensión intelectual y espiritual, más allá de los procedimientos médicos y técnicos:
- Cuidar es velar por la autonomía del otro porque el respeto a las decisiones libres y responsables es fundamental
- Cuidar es velar por la circunstancia del otro en su contexto, valores, creencias e ideales
- Cuidar es resolver el cuerpo de necesidades del otro, físicas, psicológicas y espirituales
- Cuidar es preocuparse y ocuparse del otro anticipándose a situaciones y necesidades que puedan surgir
- Cuidar es preservar la identidad del otro para ayudarlo a ser él mismo
- La práctica del cuidar exige el auto-cuidado ya que la función de cuidar requiere de cierta tranquilidad espiritual.
- La práctica del cuidar se fundamenta en la vulnerabilidad y la capacidad empática del cuidador es fundamental para entender la vivencia del “otro”
Cada tesis es un punto de partida para iniciar una disertación pero empecemos con preguntas directas a nosotras mismas: ¿qué es lo que me mueve a cuidar de los demás? y ¿cómo me cuido a mí misma? Pensar en ello seguro que nos ayuda a comprender mejor que es “lo bueno para cada paciente”.
Fuente: Francesc Torralba. Antropología del cuidar