Un “artefacto explosivo improvisado” (así lo han denominado las autoridades británicas) en el Reino Unido volvió a llevar el miedo y el terror a Europa. El artefacto casero explotó en un convoy en plena hora punta y propició que 22 personas fueran atendidas en hospitales, ninguna de gravedad.
Los heridos sufrieron quemaduras, cortes o magulladuras al tratar de huir del lugar. Las autoridades británicas buscan al autor de los hechos y para ello han abierto una investigación liderada por el Mando Antiterrorista de la Policía y el Servicio de Inteligencia de Interior (MI5).