Niño inquieto no es siempre sinónimo de trastorno ni siempre necesita medicaciónEl Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) parece ser la enfermedad de moda. El niño es inquieto, no le gusta estudiar o le cuesta atender a lo que se le dice, e inevitablemente planea como una sombra el diagnóstico por parte de los educadores.
La realidad es que el TDAH, a pesar de ser un trastorno definido a principios del siglo XX, no es sino recientemente cuando ha empezado a estudiarse de forma sistemática: la investigación científica está haciendo grandes progresos, y son muchos los congresos que a nivel mundial siguen la actualización de las últimas investigaciones.
Pero por ahora, lo normal es que a “pie de obra”, padres y educadores suelen enfrentarse con un gran desconocido: quizás reñían a su hijo demasiado porque no prestaba atención, quizás llegaron al diagnóstico por las frecuentes malas calificaciones escolares o la tensión en casa, o simplemente intuían que al pequeño le pasaba “algo” pero no sabían ponerle nombre.
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¿Qué es el TDAH y cómo detectarlo?
La primera cuestión es realizar un buen diagnóstico. Para ello, es muy importante la colaboración entre los padres, los educadores, el médico de familia y los psicólogos.
Lo que hay que esperar del medicamento
El punto fundamental que hay que tener presente es que los medicamentos no resuelven el problema del TDAH, son sólo una ayuda, y no siempre imprescindible, para que el niño afectado por este trastorno aprenda a gestionar su dificultad. Lo más importante es la educación, y para ello, tanto los padres como los psicólogos y los profesores tienen que estar unidos.
Los niños o adolescentes que tienen manifestaciones de TDAH necesitan sobre todo atención y paciencia por parte de los educadores, profesores y padres de familia. Las ayudas más eficaces para la educación y el apoyo de estos niños será siempre la atención personal y paciente, sobre todo por las dificultades objetivas de aprendizaje que tienen que afrontar cada día.
Por ejemplo, es muy importante que en la escuela, el profesor tenga en cuenta que debe:
- Validar al alumno/a más allá de su TDAH.
- Alternar el trabajo que debe realizar en el pupitre con otras actividades que le permitan levantarse y moverse un poco.
- Ayudarles a destacar en aquello que saben hacer bien.
- Transmitir calma: hablar despacio, suave, contacto físico, etc.
- Hacerle tomar conciencia de sus dificultades para estar sentado.
- No privarlos del recreo o la actividad física.
En cuanto a los profesores, deben de tener:
- Una actitud positiva.
- Una capacidad para solucionar los problemas de forma organizada.
- Saber que el alumno no se comporta de esa forma porque quiere, sino por su trastorno.
- Asegurar una estructura del aula.
- Proporcionar instrucciones breves y simples.
- Llevar a cabo las adaptaciones metodológicas que el alumno necesite (sentarlo a su lado, por ejemplo).
- Tener información y conocimiento acerca del TDAH.
¿Y en casa?
Estas indicaciones son importantes también para los padres, pues algunos estudios muestran que en una familia donde uno o más miembros tiene TDAH hay significativamente mayor estrés e irritabilidad. En casa, es muy importante adoptar las siguientes estrategias:
- Establecer rutinas, esto ayuda mucho a los niños con TDAH a centrarse.
- No dar más de una orden a la vez.
- Tener y transmitir calma.
- Evitar la sobrerreacción y el estrés: ser consciente de que el niño no tiene la culpa de ser así.
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Es fundamental que los niños y adolescentes con TDAH puedan contar con un sano clima de relación y afecto dentro de la familia, pues el trastorno, sobre todo cuando no es comprendido o aceptado por los padres y el resto de la familia, puede afectar mucho a su autoestima o hacer que se sientan “etiquetados”.
Además, es muy importante abrir la mente, pues el hecho de que un niño con TDAH tenga dificultades escolares no le convierte en menos capacitado: los niños con este trastorno tienen otras cualidades cognitivas que hay que saber potenciar. Todos los niños están llenos de recursos y habilidades. Hay que saber identificarlos.
Es importante resaltar la diferencia de percepción es muchas veces significativa entre cómo los padres ven a los hijos y cómo los hijos se ven y valoran el tipo de relación por parte de sus padres hacia ellos. Es de vital importancia la comunicación para que se pueda garantizar un mayor entendimiento y motivación por parte de los padres y de los hijos.
A veces los padres sienten que los hijos con TDAH no están correspondiendo a sus esfuerzos por ayudarles. Por otra parte, muchas veces son los hijos los que creen que están colaborando lo mejor que pueden, pero sienten que sus padres no les prestan la atención necesaria. El diálogo es una forma muy concreta de amor que en estos casos resulta fundamental.
Otra de las grandes responsabilidades de los padres de niños con TDAH es la de formarse bien para comprender lo que está sucediendo, y apoyarse en asociaciones y grupos de padres con el mismo problema. No todas las terapias son aceptables, ni todas las medicaciones ni recursos. En este sentido, hay que procurar “estar a la última” en los descubrimientos sobre TDAH y acudir a fuentes especializadas. Lo mejor que puedes hacer por tu hijo es buscar la asociación de padres TDAH más cerca de ti, y apuntarte a sus cursos de formación.
Artículo realizado en colaboración con Javier Fiz Pérez, Psicologo, Profesor de Psicología en la Universidad Europea de Roma, delegado para el Desarrollo Cientifico Internacional y responsable del Área de Desarrollo Científico del Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP).