Cambia tu forma de pensar y cambiarás tu forma de sentir y de vivir en tu presenteSi somos tan minuciosos y selectivos a la hora de elegir qué ropa nos pondremos para ese evento especial o en el día a día, ¿por qué no somos igual de cuidadosos al elegir qué pensar? Es cierto, los pensamientos simplemente llegan. Sin embargo, cada uno de nosotros tenemos el poder de elegir cuáles pensamientos dejar dentro y cuáles desechar; cuáles nos dignifican y cuáles nos denigran. En pocas palabras, cuáles nos suman y cuáles nos restan.
Esto se logra haciendo uso de dos maravillosos regalos con los que ya venimos equipados: inteligencia y voluntad -potencias del alma- las cuales son capacidades que hay que poner a trabajar a nuestro favor. Son como músculos a los que hay que ejercitar todos los días. Como el apetito de la inteligencia es la verdad y el de la voluntad es el bien todos tenemos dentro de nosotros cierta capacidad para elegir lo que nos conviene y lo que no, rechazarlo.
¿Por qué es tan importante ser selectivos a la hora de elegir en qué pensamientos invertir nuestro tiempo? Porqué los pensamientos generan emociones y sentimientos, nos hacen sentir “algo” bonito o feo, positivo o negativo. En la mayoría de nosotros, el estado de ánimo comienza o depende de un pensamiento. Un solo pensamiento -provechoso o inútil- sirve para que los demás pensamientos se vengan como hilo de media, como tsunamiss y nos comiencen a generar sensaciones.
Cada uno de nosotros tenemos el poder de elegir qué creer y qué pensar. Si se nos ocurre amanecer de malas pensando solo en que no dormimos bien, en que nos sentimos cansados, en lo aburrido que será el ir a trabajar, etc. el día se tornará gris por muy luminoso y agradable que esté. En cambio, si despertamos pensando en lo agradecidos que estamos con la vida -con Dios- por una nueva oportunidad de hacer las cosas mejores que ayer, por muy nublado que esté afuera, la sonrisa no se borrará de nuestra cara.
Otro ejemplo claro, cuando terminamos una relación amorosa. Para sobreponernos a esa personita lo más pronto posible necesitamos dejar de alimentar los recuerdos -pensamientos- que nos vengan de ella ya que a estos les damos poder cada vez que permitimos que vuelvan y se queden en nosotros. Los recuerdos que vienen por medio de nuestro raciocinio son como una plantita que, si la regamos, en este caso, si le invertimos tiempo, esta seguirá floreciendo. Será aún más difícil dejarle de extrañar si de continuo evoco y nutro su memoria.
Todo parte de un pensamiento porque, repito, estos a su vez generan emociones y estas se van alojando en nuestro cuerpo. Tan solo recuerda la última vez que te sentiste ansioso. ¿Cómo estaba tu abdomen? Casi te aseguro que muy inflamado, distendido. Así que la próxima vez que te digan que estás “panzudo” diles que no estás barrigón, que lo que estás es lleno de emociones.
Vámonos un poco más profundos. El poder de pensamiento que tienen algunas personas para desarrollar algunas enfermedades, mejor conocidos como hipocondríacos. La hipocondría es un trastorno ansioso en el cual las personas se imaginan, a partir de una pequeña molestia o dolor, que tienen una enfermedad grave. ¡Así de poderoso es nuestro pensamiento!
Elegir pensar bien es una virtud. Los buenos pensamientos son hábitos operativos buenos, y lo dice hasta la Biblia: “Considerad lo que hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de buena fama, de virtuoso, de laudable”. Pensar, ya sea positiva o negativamente se hace un hábito.
Tristemente, hay personas que, de costumbre, de manera habitual tienen pensamientos desenergetizantes y están tan habituadas a eso que piensan que es normal hacerlo. ¡Eso no es sano ni normal! O por lo menos, no debiera ser. Si estás habituado a tener más pensamientos negativos que positivos, vuelve a tomar control de ellos porque tú eres el dueño de ti y de todo lo que salga de tu cabeza. Solo di: “¡Sí puedo!” y hazlo.
Deja en ti únicamente pensamientos que te edifiquen, que te sumen, que levanten tu espíritu. Te repito, muchas veces nuestros estados de ánimo comienzan por un pensamiento. Esto significa que detrás de cada sentimiento hay un pensamiento. Como dije anteriormente, cambiando tu forma de pensar cambiarás tu forma de sentir. Deja de pensar tanto, y mejor actúa. Recuerda que eres responsable también de cómo gestionas tus pensamientos.