Alto prelado del Vaticano informó sobre detalles del programa del viaje estrictamente pastoral del Pontífice al país cafetero60 años de guerra y más de 300.000 muertos cuenta el conflicto armado en Colombia. “No es fácil la tarea de la Iglesia porque la población está polarizada”. “Todos quieren la paz, pero no todos están de acuerdo con lo firmado”. “El Papa no ha dado un apoyo al plebiscito porque él no entra en cuestiones políticas”.
En la próxima visita pastoral del papa Francisco a Colombia (6-10 septiembre), el Vaticano también hace cuentas con la imagen distorsionada del pontífice debido a los efectos de la ‘propaganda sucia’ del pasado plebiscito de octubre de 2016; la desinformación asocia falsamente la figura del Sucesor de Pedro al ‘si’ del acuerdo y, en consecuencia, a un apoyo automático al gobierno de Juan Manuel Santos. Además del tergiversar del ‘no’.
“Es cierto, que desafortunadamente, se ha pensado que el papa Francisco apoyaba el plebiscito, pero en ningún momento fue así. Él siempre ha hablado de sostener ese deseo y esa lucha por la paz que hay en todo el pueblo colombiano”, dijo a Aleteia, monseñor José Octavio Ruiz Arenas, colombiano, Secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.
En el sexto país más católico del mundo (datos de 2013), el tercero de América (después de México y Brasil), existen sectores de la población, minoritarias pero organizadas e influyentes que miran con sospecha y beligerancia a la visita del Pontífice a Colombia.
En este contexto, ante la polarización del país sobre el acuerdo entre las FARC y el gobierno de Colombia, la Iglesia invita a que el Papa no sea jalado de un lado y de otro por odio e ideologías partidistas.
“Creo que todos queremos la paz. Una cosa es el proceso que estaba llevando adelante el gobierno y otra cosa es el deseo de paz cómo tal. Esa confusión, me parece que ha hecho daño a la imagen misma de lo que significa el viaje del Papa a Colombia”, destacó también el teólogo colombiano desde Roma.
El Papa “no va a apoyar la política del gobierno. El va a animar a la gente para que todos seamos constructores de paz con responsabilidad, con un deseo de perdón, de misericordia, de abrir los brazos. De acoger a las personas”, dijo Ruiz Arenas.
La Iglesia siempre ha estado comprometida en la búsqueda de una solución al conflicto armado y “de acompañar esos esfuerzos”. El objetivo ha sido “facilitar el encuentro con el gobierno, los guerrilleros y los paramilitares”.
Asimismo, persiste una corriente de desencuentro especialmente relacionada con el viaje papal que proviene del mundo protestante, mezclado con el fundamentalismo cristiano y la política sectorial.
Colombia tiene cerca de 39 millones de católicos, mientras que el 20% son protestantes, destacó el alto prelado del Dicasterio para la Nueva Evangelización.
El aumento de los no católicos y sectas llega a partir “de la nueva constitución de Colombia firmada en 1991, cuando se “aprueba la libertad de culto, lo cual ha facilitado de alguna manera el aumento de las pequeñas iglesias (en casas, en garajes o mega construcciones y edificios). Así varios católicos han dejado la Iglesia”.
Los protestantes han tomado fuerza política y económica hasta el punto que fueron definitivos en el plebiscito de octubre de 2016 y podrían numéricamente definir quien será el próximo presidente de Colombia en mayo de 2018. En este segmento, “luteranos, anglicanos, batistas” siguen siendo un grupo reducido, sin tocar el tema político, explicó Ruiz Arenas.
Sin embargo, la red de solidaridad de la Iglesia abarca casi todo el país. Las parroquias en Colombia equivalen a 16.000 lugares de encuentro y solidaridad. Los obispos activos son 98, de los cuales se cuentan los obispos auxiliares.
El reto para la Iglesia es mantener su neutralidad en temas políticos y superar el clericalismo, al mismo tiempo, ayudar a los laicos a mejorar su compromiso cívico y social.
“Ahí está la responsabilidad de la verdadera educación de los laicos y sobre todo de hacer tomar consciencia a los políticos católicos que una cosa es la política partidista y otra cosas son las convicciones profundas que nacen de nuestra fe y que no podemos separarlas”, afirmó el Secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.
“Entonces – agregó – ahí es donde debemos entrar a un campo de evangelización de lo político; de darnos cuenta que hay que buscar el bien común, qué debemos trabajar con verdadera responsabilidad y que existen leyes que el católico en consciencia no podría aprobar”.
“La Iglesia ha querido estar lejos de tener un partido como tal, lo que se necesita es formar a los laicos para que actúen en consciencia y gran responsabilidad política y social”, remarcó.
Colombia, según datos internacionales, sería el séptimo país con la más alta desigualdad social del mundo. Monseñor Ruíz Arenas denunció que el problema es la distribución de las enormes riquezas. “La Iglesia ha protegido siempre a los más pobres”, sostuvo.
El programa y el abrazo de víctimas y victimarios
“Demos el primer paso”, es el lema del viaje de papa Francisco. Esto para llamar a la sociedad a construir “la paz y la reconciliación”, transformar la “realidad social y dejar atrás los tiempos oscuros y llegar a la paz”. “Se trata de un momento particularmente de gracia”.
“El encuentro entre víctimas y victimarios será uno de los momentos más importantes dentro de la visita del Santo Padre. Porque recogerá el dolor de una y otra parte, recogerá el deseo de hermandad, de incorporarse, a la sociedad, será el momento de que la reconciliación sea posible, y que reciban la bendición del Santo Padre para que continúen”, abundó Arenas Ruíz.
Se espera que muchas “personas abran su corazón al Señor para que les de la gracia de saber perdonar y de poder colaborar en ese proceso de paz que lleve a una sociedad más justa, mas igualitaria”.
“Para Colombia es importante la visita del Papa para apoyar la paz, que va a razón de ser apóstol, como lo hizo San Pedro, para anunciar la buena nueva del Señor, recordar a todos el compromiso de la paz”.
Cuatro ciudades fueron elegidas para facilitar los traslados y la seguridad del Pontífice y garantizar el encuentro con el mayor número de personas, especialmente con las poblaciones más pobres y marginadas. Por motivos, climáticos, se descartó el departamento del Choco. “El aeropuerto no funciona a veces por las intensas lluvias”.
Bogotá
A 2.600 metros al nivel del mar, en la capital colombiana (9 millones de habitantes) será la vez de las reuniones más institucionales; el clero local, las autoridades civiles y la celebración de una gran eucaristía en el Parque Simón Bolívar, con capacidad para recibir a alrededor de 5 millones de personas. La organización espera un millón de presencias.
Villavicencio
Villavicencio es una ciudad ubicada a 75 kilómetros al sudeste de Bogotá. Es una zona agrícola y ganadera prospera. “Victimas y victimarios” se encontrarán en esta ciudad. También puerta del Amazonia y zona de explotación petrolera, será una ocasión para el Papa de tocar el tema de la protección de la casa común y la ecológica.
La capital del Meta ha sido objeto de violencia con una presencia masiva de paramilitares y enfrentamientos con la guerrilla. “Una zona que ha sufrido mucho”. Monseñor Octavio Ruíz, ex arzobispado de Villavicencio, en tono jocoso afirmó que no “tiene nada que ver nada con la decisión del papa de visitar esa ciudad”.
Medellín
3-4 millones de habitantes. Ciudad históricamente rica de vocaciones. “Allí será un momento importante para encontrar a los sacerdotes y religiosos”.
Cartagena
Cartagena, ciudad turística (la perla de América), pero que tiene una zona marginal conformada por casi un millón de habitantes, la mayoría afrocolombianos. “El Papa se encontrará allí con los pobres. San Pedro Claver, santo español que atendió a los esclavos, dándoles dignidad será un punto de referencia”.
Esta será la tercera vez que un pontífice viaje a Colombia, después de Pablo VI en 1968 y san Juan Pablo II en 1986. Los presidentes colombianos que recibieron a los papas fueron: Carlos Alberto Lleras Restrepo (1968) y Belisario Antonio Betancur Cuartas (1986).