¿Es el dikr un rosario musulmán?
Coincidiendo con la visita del papa Francisco a Fátima, Sami Aoun, un joven libanés, peregrinaba de rodillas hacia el Santuario. Fervorosamente, pedía por una mayor unidad entre cristianos y musulmanes. Avanzaba y oraba. Alguien le sostenía en su camino, llevando en su mano, algo similar al Rosario católico, ¿es posible esto?
De nuevo una respuesta ambivalente. Sí y no. Efectivamente, entre el Rosario católico y la subha o misbaha islámica hay cierto parecido formal. Un objeto normalmente hecho en madera. Bien con 99 cuentas o bien con 33. Entre ellas, algunas divisiones marcadas por un color diferente. En cuanto al contenido, dentro de la fe musulmana está extendido este tipo de oración jaculatoria denominada dikr.
Su origen es tardío (siglo XI D.C), y algunos opinan que probablemente es una importación del mundo hindú. Otros, sin embargo, opinan que puede estar vinculado al cristianismo. La práctica del dikr es una oración en la que se rememora la gloria de Dios y sus atributos. Utilizado por cierto tipo de hombre religioso, es rechazado por ciertas corrientes puristas como el wahabismno.
Puede marcar el ritmo del rezo diario (el salat) o bien realizarse de modo separado. Para la rama mística (sufí), es una vía de acceso al conocimiento de Dios. Y es que el ejercicio de la recitación rítmica y pausada de la oración, dirige al creyente en cuerpo y espíritu, interiorizando el contenido religioso de la fe.
Aunque existen discrepancias sobre las invocaciones apropiadas, la más común es la enumeración de los noventa y nueve nombres divinos que aparecen en el Corán. Otros, opinan que lo que debe recitarse son las fórmulas de alabanza a Dios 33 veces.
La invocación posee un ritmo establecido. Es un ejercicio mental y de disposición del cuerpo. Suele realizarse en un ambiente de silencio o bien con música (samá). Lo fundamental es preparar el alma para la contemplación. Su fundamento está en el Corán (33,41-42): “¡creyentes! ¡Recordad mucho a Dios!¡Glorificadle mañana y noche!”.
No es extraño que, como hemos mencionado, sea un elemento muy importante para la mística sufí. Donde el principiante va adquiriendo esta sabiduría de manos del maestro, hasta recorrer los grados de perfeccionamiento.
Como hemos dicho, la práctica del dikr puede realizarse en comunidad e incluso públicamente. De hecho, con el nacimiento y desarrollo de las cofradías musulmanas (turuq), este ejercicio adquirió una importancia fundamental como expresión compartida por una comunidad. Un rasgo común que, junto con su fundador, podría constituir algo similar a su “carisma”. Y es que, de hecho, la fórmula escogida para la repetición es frecuentemente exclusiva de cada una.
Actualmente, podemos ver que la subha es muy utilizada por miembros cercanos a ciertas corrientes políticas del islam. Sin embargo, a lo largo de la historia han sido muchos los juristas y eruditos que han rechazado esta práctica por entender que perjudica a las oraciones establecidas.