La sexualidad y las pasiones intensas en la adolescencia
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La orientación sexual en la adolescencia gana cada vez más importancia. Más que transmitir la idea de que el sexo por el sexo es una fuga y sexo con conciencia es amor, discutir las formas de relación entre adolescentes es también una de las grandes preocupaciones de la sociedad.
Causa extrañeza observar la ausencia y falta de respeto con que el asunto es aún tratado. No es necesario un especialista para entender la discrepancia de las actitudes.
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La sociedad ve con preocupación proporcionar seguridad y libertad sexual a los adolescentes, pero no logra orientar adecuadamente a los representantes del futuro con una noción sobre el tema.
Eso sin contar la forma con que el tema es tratado en los medios de comunicación, principalmente en las novelas, películas y programas de televisión. Sin contar que, asociada a la distribución gratuita de los condones y la “píldora del día después”, la libertad de los actos sexuales entre adolescentes se vuelve cada vez más normal, como un incentivo a la promiscuidad.
El ser humano no debe ser considerado sólo un cuerpo. Su alma necesita caricias.
La simple promoción del sexo provocador, sin responsabilidad ni compromiso, también incita a tener consecuencias como: millones de chicas embarazadas, violadas, prostituyéndose por las calles, niños abandonados por padres y madres sin preparación para formar una familia y en continua búsqueda de sustento cada día. Está claro, quien siembra vientos recoge tempestades.
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La moral y la ética exigen que enseñemos a los jóvenes el autocontrol de sus pasiones intensas. Que deben acabar con el Sida y otras enfermedades de transmisión sexual a través de actos responsables y no por el uso del condón.
Juan Pablo II se expresó así sobre el uso del preservativo: “Además de que el uso del preservativo no es 100% seguro, liberar su uso invita a un comportamiento sexual incompatible con la dignidad humana (…). El uso del llamado condón termina estimulando, queramos o no, una práctica desenfrenada del sexo (…). El preservativo ofrece una falsa idea de seguridad y no preserva lo fundamental”.
Debemos incentivar la formación de familias con conceptos, raíces y sentimientos puros y morales. Conservadora o no, la familia es el sustento del espíritu y la fuente de control de los anhelos individuales.
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La sociedad, de manera general, debe tener más cuidado con el simple “control de la transmisión de enfermedades y el evitar hijos no deseados”.
Debe transmitir principios y valores por medio de la orientación, en busca del rescate de los orígenes y el respeto a la moral y a la ética.
La satisfacción del sexo no está restringida al cuerpo, debe vincularse al corazón, al espíritu y a la mente.