Los adolescentes carecen de conocimientos básicos de salud sexual y tienen muchas ideas equivocadas
Hay un tópico bastante frecuente en las películas y en muchas series televisivas (especialmente americanas). Es el momento en el que los padres deciden hablar de sexo a su propio hijo (a). Normalmente se montan unas escenas tragicómicas , jugando con el momento embarazoso de los padres y las preguntas “difíciles” de los hijos.
Muchos padres creen que “el hablar de sexo” con sus propios hijos significa planear una cita y tener una conversación cuando los hijos cumplan los años adecuados para entender el tema. En realidad la educación sexual es algo que se tiene que alimentar desde los primeros años de vida, utilizando un lenguaje apropiado para cada edad y aprovechando cada ocasión que se presenta.
En un estudio, se vio que muchos padres no hablan de sexualidad a sus propios hijos hasta la adolescencia[1]. Ese dato preocupa, cómo está demostrado que los padres, en cuanto primeros educadores de los hijos, influyen mucho en el comportamiento sexual de ellos y en la prevención de riesgos[2] -tantos físicos como afectivos- relacionados con la falta o la carencia de educación sexual.
En otro reciente estudio[3] se verificó que los adolescentes suelen utilizar recursos web para hacer preguntas anónimas sobre el sexo. Los temas recurrentes que se han planteado tienen que ver con el coste de los servicios médicos y las pruebas para enfermedades de trasmisión sexual. Las preguntas revelaron que los adolescentes carecen de conocimientos básicos de salud sexual y tienen muchas ideas equivocadas.
Entonces: ¿A qué estamos esperando?
El primer paso que los padres pueden dar tiene que ser examinarse a sí mismos para preguntarse cuáles son los miedos, las preocupaciones, las preguntas que impiden o retrasan un clima abierto de diálogo sobre la sexualidad. Algunos padres sienten que no tienen demasiada información.
Además pueden sentirse incómodos a la hora de hablar con los adolescentes sobre temas específicos de sexualidad y prefieren pensar que, de alguna manera, ellos pueden obtener esa información en las clases que se dan en la escuela, en las charlas con los amigos o en la web. Esas informaciones pueden ser muchas veces distorsionadas e incorrectas, o pueden llegar a nuestros hijos de manera inapropiada, hiriendo la sensibilidad de ellos y afectando sus decisiones futuras.
Es por eso que tenemos que empezar a conversar sobre la sexualidad cuanto antes. Una educación precoz ayuda a mantener abierto el diálogo y les manda el mensaje a los hijos que no están siendo juzgados. Es importante saber que ningún padre necesita ser un experto en sexualidad para tener una conversación educativa con sus hijos.
Me explico mejor.
Cada padre puede compartir y trasmitir sus propios valores sobre la sexualidad con la sencillez y el respeto con que los vive. Los padres pueden ofrecer información precisa a sus hijos sobre la sexualidad reforzando a la vez los valores espirituales o religiosos. La mayoría de las tradiciones religiosas hablan de la sexualidad como un don de Dios – algo que debe ser respetado y en los que encontrar la alegría propia y de los demás. Los que no creen en la parte espiritual, estarán de acuerdo en valores universales como el respeto para el otro, el amor, la felicidad de sí mismos y de los demás, la vida como un don importante.
Sin embargo, como la información es cada vez más abundante y distorsionada, vendría bien profundizar en los temas en los que se cree no tener demasiada formación.
Hay algunas ideas de temas importantes para hablar con los hijos adolescentes. Seguramente no serán temas nuevos para ellos. Incluso así, nada es más importante que una comunicación cara a cara. Sólo de esta manera podemos estar seguros que nuestros hijos están recibiendo la información correcta, además de chequear sus reacciones.