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Normal y ordinariamente la comunión se tiene que dar, sin importar que sea un día ferial o festivo, única y exclusivamente bajo la especie eucarística del pan.
Es decir el modo ordinario de administrar la comunión sigue siendo bajo el pan consagrado (Canon, 925).
Y bajo las dos especies eucarísticas solamente en casos muy especiales, “en los casos previstos”, dice la Instrucción del misal romano (85).
¿Cuáles son los casos previstos?
Decisión del obispo
Otros momentos especiales en los que se reserva la comunión bajo las dos especies son: matrimonios, profesiones religiosas, quienes comulgan por primera vez, los que son confirmados (Constitución Sacrosanctum Concilium, 55), etc.
En todo caso “para administrar a los fieles laicos la sagrada Comunión bajo las dos especies, se deben tener en cuenta, convenientemente, las circunstancias, sobre las que deben juzgar en primer lugar los obispos diocesanos".
Circunstancias en que descartar repartir el vino
Se debe excluir totalmente cuando exista peligro, incluso pequeño, de profanación de las sagradas especies.
Una posibilidad, no una obligación
Es importante que los fieles tengan en cuenta que comulgar bajo las dos especies, aunque se permita, no es obligatorio ni necesario para comulgar bien.
¿Por qué no es necesario ni obligatorio?
Porque quien comulga con el pan consagrado recibe a Jesucristo completo: cuerpo, sangre, alma y divinidad; así como también quien sólo comulga bajo la especie eucarística del vino (por ejemplo celíacos).
Al comulgar bajo las dos especies no se recibe más a Jesucristo, como tampoco al comulgar bajo una especie se recibe menos a Jesucristo; solo la forma de comulgar es diferente.
Comulgar bajo una sola especie es recibir a Cristo entero, porque Dios es indivisible.
Algunas aclaraciones
Hay pues una conexión inseparable entre las dos especies eucarísticas, es lo que en teología se llama la doctrina de la concomitancia.
También hay que tener en cuenta que comulgar bajo las dos especies no quiere establecer diferencia entre los fieles.
No se piense, pues, que una persona sea más que otra o más buena que otra o más importante que otra porque comulga bajos las dos especies.
Ante Dios todos somos iguales.
Motivos prácticos
Las motivaciones para que ordinariamente sólo se dé la comunión a los fieles bajo la especie del pan responden a cuestiones prácticas.
Se comulga solo el pan para agilizar la misa, evitar el derramamiento accidental de la Sangre de Cristo, por higiene (para evitar que todo el mundo ponga su boca en el mismo cáliz), etc.
En todo caso, hay que evitar también dar la comunión bajo la especie eucarística del vino sobre todo cuando:
· Las circunstancias no permitan asegurar la justa reverencia hacia la Preciosa Sangre.
· Se prevé que los que van a comulgar son tantos, que sería difícil la Comunión bajo las dos especies en forma segura y ordenada.
· La presencia de fieles es tan incontable y tan diversa que es prácticamente imposible saber si ellos están instruidos lo suficiente sobre cómo recibir la comunión bajo las dos especies.