Para pasarlo bien no hay necesidad de ser irrespetuosos o recurrir a drogas ¿Cómo debe comportarse un católico en las fiestas? ¿Es malo beber alcohol, hacer reuniones,…? Yo no veo nada de malo las reuniones, pero reconozco que se vuelve un pecado cuando ya existe un abuso tanto de alcohol como de comida y cuando se hacen cosas que evidentemente son pecados. Mi duda se debe a comentarios de hermanos sectarios en los que mencionan que los católicos somos malos ejemplos…
A cada quién se le pide discernimiento, prudencia, pudor y buen sentido cristiano dentro y fuera de las fiestas.
No podemos encerrarnos en las iglesias o sacristías, tenemos que salir al encuentro de los demás. Es lo que ha dicho el Papa Francisco, salir a las periferias. El cristiano, indiferentemente del lugar y de la circunstancia, es aquel que está con los pies en el suelo pero con la mirada puesta en el cielo.
No hay nada de malo en ir a una fiesta sana, a una discoteca decente, a un bar limpio, elegante y bien ordenado; lo importante es no olvidar nuestra identidad.
Jesús también participó en las fiestas, fue invitado a un banquete de bodas en Caná de Galilea, por ejemplo. ¿Cómo se comportó Él? Lo mismo harán sus discípulos.
En algunos casos, para un cristiano ir a una fiesta será un gran desafío dada la cultura y la mentalidad del mundo en que vivimos.
Presento algunas consideraciones pueden ayudar a disfrutar las fiestas sin perder la fe o caer.
1. Al estar con los demás prescindir del teléfono móvil. Esta norma hay que tenerla en cuenta no sólo en una fiesta sino para cualquier reunión o evento social. Es de muy mal gusto estar en una reunión y que todos estén mirando constantemente este dispositivo en lugar de compartir con los demás. Si alguien está pendiente de su teléfono móvil implícitamente está transmitiendo un mensaje ofensivo a los demás. ¿Por qué? Porque en fondo se le está diciendo “tú no eres importante para mi”.
2. A la hora de tomar (beber alcohol), aconseja a tus amigos, con delicadeza, cuándo parar; después cada quién que tome sus decisiones. Es preferible que tus amigos se enfaden contigo a dejarlos atentar contra sí mismos o contra los demás. El enfado pasa pero los excesos dejan cicatrices y a veces de por vida. Si es una persona amiga o un familiar conviene ayudarlo, asistirlo y, si es necesario, acompañarlo a su casa. La omisión de estos gestos habla mal de ti y/o de tu capacidad de sacrificarte por tus amigos. Y si eres tú quien necesita la ayuda déjate ayudar. Si no puedes controlarte, es mejor que no vayas a las fiestas.
3. El recuerdo de Dios no es motivo para estar en una fiesta con la cara larga; un cristiano tiene que estar alegre, contento y divertirse. Para divertirse no hay necesidad de ser vulgares, irrespetuosos, recurrir a drogas, alcohol, hacer el ridículo. Que tu comportamiento y tu alegría decentes cuestione a las personas que te rodean y los acerques a Dios.
4. No se va a una fiesta a criticar a las personas que están ahí, ni su conducta ni su moral. No estamos llamados a juzgar ni a caer en el chisme. Hay que tener en cuenta que cada uno vive una realidad distinta y no todos compartimos las mismas creencias, ni tenemos los mismos objetivos, ni tenemos la misma formación cristiana ni espiritual. No propagues calumnias, ni levantes falsos testimonios para hacerte agradable. Haz comentarios que lleven a críticas constructivas, que aporten, que provoquen reflexión.
5. No caer en la gula. No hay nada de malo en tomar unos tragos o unas cervezas. Eso sí, sé consciente de tus límites y respétalos. Si tomas hazlo con mesura y con la familia o los que realmente sean tus amigos. El pasarse los límites es el origen de errores o pecados pues los efectos del alcohol nublan el entendimiento y se puede caer en cosas de las cuales luego nos vamos a arrepentir (a veces de por vida) o uno se puede exponer a situaciones de riesgo. Otra cosa importante, sobre todo para las jóvenes: tener los ojos abiertos y no perder de vista sus bebidas, para evitar que alguien eche alguna sustancia.
6.- El modo de vestir es importante: no exhibirse, no insinuarse, no dar pie para que entren pensamientos obscenos en los demás. Tu cuerpo es sagrado, no caigas en la tentación de usarlo como mercancía. Respétate y también ten respeto por los demás. Viste bien y compórtate bien, las dos cosas juntas. La modestia no es una prenda de vestir sino una conducta y un modo de comportarse.
7.- Sé prudente y ten criterio: para estar contentos no es necesario hacer locuras. Cuida tus palabras y tus acciones. Imitar a los demás es cosa de gente sin criterio, sin principios ni valores. Si para ser agradable te haces el chistoso puedes acabar en problemas. Usa tu voluntad para moderar tus impulsos, tus palabras y tus actos sobre todo en un lugar en el que fácilmente puedes tropezar.
8.- En ocasiones puede ayudar llevar un distintivo que hable de tu condición o identidad cristiana: una pequeña cruz en la solapa, una cadenita con la Virgen María, un anillo en forma de rosario, algo. La música, las luces, una copa de más, los ruidos pueden provocarte una amnesia temporal y olvidar lo que espera Cristo de ti. Estos distintivos siempre te ayudan a recordar quién eres, de dónde vienes y a dónde vas.
9.- Mejor ir a las fiestas con familiares o con amigos de verdad que realmente te conozcan y sepas que estarán ahí para cuidarte. Un(a) buen(a) amigo(a) al lado será siempre muy beneficioso. Tú también sé un(a) buen(a) amigo(a) para ellos. Hazles caso cuando te adviertan de tu comportamiento. Cuando vas solo o con simples conocidos es más fácil caer en la tentación de las apariencias y ceder ante comportamientos que van en contra de la moral, en contra de tu vida y dignidad cristianas.
10.- No caigas en la ingenuidad e infórmate bien dónde es la fiesta. Y si ésta es en un lugar de mala reputación pues no ir. Valórate y no vayas a lugares donde tú y/o tus amigos podríais pasar un mal rato: peleas, drogas, borracheras, etc.. No creas que tu fe te inmuniza de caer o te da carta abierta para entrar en cualquier ambiente. Mira bien cómo es el lugar, pide referencias y, si no es el lugar apropiado, pues sin ningún reparo no vayas o te vas.
11.- Evita las fiestas donde normalmente hay desenfrenos, inmoralidades, por ejemplo despedidas de solteros(as) donde hay exhibicionismos.
12. Saber salir de las fiestas para regresar a casa temprano cuando se vea que ya es suficiente. ¿En qué momento? Todo dependerá no sólo de la hora tardía en sí misma sino del ambiente y las acciones de los que te rodean. Se dice que para evitar caer hay que evitar la ocasión de caer. Mejor retirarse de la fiesta con el grupo de amigos o personas con las que se llegó, que solo(a) o con alguien a quien recientemente se ha conocido.
13. Cuidado con dar detalles íntimos de tu vida personal en una fiesta y menos aún a gente desconocida: puede ser muy peligroso.
14. Durante una fiesta no pasa nada si rechazas cosas que te pueden hacer daño. Cuando quieras decir no, di no; cuando debas decir no, di no. Sé valiente y aprende a decir no si ves que algo va en detrimento de tu fe.
15. En todo caso nunca inicies peleas, la violencia no lleva a ningún lado bueno. Busca apaciguar cualquier discusión.
16. Si alguien se pasa de la raya (haciendo proposiciones indebidas) con una amiga o con un amigo, defiéndelos.
17. En una fiesta no tienes por qué esconderte, no te avergüences del Señor Jesús ni de su fe en Él. Si te preguntan por tu fe, sé coherente y aprovecha para hacer apostolado. Es obvio que no vas a ir a una fiesta a dar sermones, pero si alguien te pregunta por tus creencias da razón de tu fe. Recuerda que el mejor apostolado que podemos hacer es dar testimonio con nuestras vidas. La condición de discípulo del Señor no es un disfraz que se quita y se pone a disgusto o gusto de los demás. El apóstol en una fiesta no está de vacaciones.
18. No busques amores de una noche ni relaciones sexuales extramatrimoniales. Si no tienes alguna relación de noviazgo y en una fiesta ves a alguien que te parece interesante, lo mejor que puedes hacer es conversar sin segundas intenciones; nada más y fomentar su amistad. Puedes intentar introducir a dicha persona en el grupo de tus amigos y quedar para volver a salir y seguir conociéndola. Las personas no son objetos ni, menos aún, objetos desechables. Recuerda que hoy en día mucha gente va a fiestas a buscar diversiones pasajeras. No caigas en el error de pensar que eres libre para hacer con tu cuerpo lo que quieras; tu cuerpo no te pertenece, le pertenece a Dios su creador. Valórate, respétate y cuídate; y haz esto mismo con los demás.
19. Evita el coqueteo y la vanidad. No juegues si no quieres que jueguen contigo. Por actitudes vanidosas y coquetas puedes terminar en situaciones incómodas.
20. Si tienes pareja, ve con ella o él a la fiesta; cuídate y cuida tu relación. Si tienes novia (o) pero no vas a la fiesta con ella o él, puedes ir con un grupo de amigos, y si encuentras a alguien atractiva(o) no la (lo) busques ni entres en una conversación íntima.
San Pablo nos dice: “Todo está permitido, pero no todo me conviene. Todo está permitido, pero no todo me hace bien” (1 Cor 10, 23).
Y también: “Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto”( Rm 12, 2).