Suplica una acción más decidida de parte de OccidenteDurante una visita pastoral a Otawa (Canadá), el arzobispo Ignatius Joseph III Younan, Patriarca de Antioquía y todo el este de la Iglesia católica, tuvo palabras duras para Occidente aludiendo a la guerra en Siria y a la consiguiente crisis de los refugiados: “un tsunami que ha golpeado el país”, dijo triste y frustrado.
Señalando que más de 100000 sirios han muerto -y muchos millones más se han convertido en refugiados, expulsados de su hogar- Younan acusó a Europa y Norteamérica, por su falta de interés por la crisis siria hasta que la imagen del cuerpo sin vida de Aylan Kurdi diera la vuelta al mundo.
Europa y Norteamérica, dijo, parecían impasibles durante mucho tiempo a los crímenes contra la humanidad sufridos por Siria y su pueblo. “El mundo occidental no es solo indiferente”, afirmó, “sino que “[a través de su pasividad] es cómplice hoy en día de este tipo de violencia y crimen”.
Younan dijo que la culpa del ascenso de ISIS puede ser adjudicarse a Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, a quienes acusó de “fomentar la violencia bajo pretexto de alguna clase de Primavera Árabe”. Hizo un llamamiento a los gobiernos occidentales a comprometer tropas terrestres en un esfuerzo por repeler y derrotar al Estado Islámico, advirtiendo que los ataques aéreos no son eficaces cuando ISIS vive entre la ciudadanía.
Los estados del Golfo fueron también criticados por el arzobispo, que destacó que ricas naciones con vastos y despoblados territorios -particularmente Arabia Saudí- no han utilizado sus recursos para proporcionar ayuda humanitaria y refugio personal a sus compatriotas árabes, forzando a los refugiados al exilio europeo.
Para los cristianos árabes, dijo el arzobispo, la situación en la región ha sido catastrófica: “Al menos el 50 por ciento de los cristianos de Siria han sido expulsados. El 25 por ciento han ido al exilio y han abandonado del país”. El secuestro de 200 familias cristianas y del padre Jacques Mourad, del Monasterio de San Elías, ha “desolado” particularmente su comunidad.
Entregados a ISIS por los musulmanes que allí habitan, estos cristianos que aún permanecen en la zona están ahora sometidos por el impuesto de la “Jizya”, que les permite permanecer en sus hogares siempre y cuando paguen y cumplan numerosas restricciones contra la práctica de su fe y la manifestación de sus creencias. “La gente está perdiendo la esperanza”, dijo Younan, sugiriendo que la mayoría de los sirios preferirían “poder permanecer en sus casas”.