El purpurado Alberto Suárez Inda espera que este "don del Papa" sea una bendición para Michoacán
Cuando ya preparaba su vida y su servicio a la Iglesia desde su jubilación como arzobispo metropolitano de Morelia, en el Estado mexicano de Michoacán, monseñor Alberto Suárez Inda recibió –el 4 de enero pasado, en la madrugada de México– una llamada desde el Vaticano: el Papa Francisco lo nombraba cardenal, entre los 20 de esa nueva promoción.
El viernes pasado fue recibido en la catedral de Morelia, después de que el pasado día 14 el Papa Francisco en el consistorio de creación de nuevos cardenales en San Pedro le entregara el anillo, le impusiera el bonete y le señalara, como título cardenalicio, la parroquia romana de San Policarpo.
Monseñor Suárez Inda dijo en la homilía de la misa que “no sólo fueron 40 días que transcurrieron velozmente, sino un verdadero tiempo de reflexión que el mismo Papa me invitó a aprovechar ‘con oración y algo de penitencia’ en medio de innumerables actividades; lo principal de esos días fue escuchar la voz del Señor, que nuevamente me llama, y tratar de responderle con obediencia y confianza”.
En sus propias palabras, el nuevo cardenal mexicano, que se ha caracterizado por una incesante labor pastoral en el ámbito de la educación, la defensa de los derechos humanos y la mediación en un Estado larvado por la violencia, dijo que “ya estando en Roma, encontré mucha paz al recibir los saludos tan cordiales del Papa Francisco y la acogida cariñosa de los señores cardenales, de los cuales varios son mis amigos desde hace tiempo”.
Monseñor Suárez Inda fue acompañado a Roma de una nutrida comitiva que viajó desde México, compuesta por varios obispos y sacerdotes, familiares y amigos, así como por el gobernador del Estado de Michoacán, Salvador Jara, y su esposa. También estuvo con él, durante su estancia en Roma, el embajador de México ante la Santa Sede, Mariano Palacios Alcocer.
“Desde luego -confesó monseñor Suárez Inda durante su homilía de recepción en Morelia-, los momentos más fuertes fueron los del Consistorio. Primero las reuniones plenarias del colegio cardenalicio con el Papa para estudiar temas importantes en la vida de la Iglesia, y luego la celebración del sábado, en la que el Papa presidió la creación de nuevos cardenales y dio el decreto de tres próximas canonizaciones. La Eucaristía del domingo en la basílica de San Pedro fue el culmen de estos acontecimientos de gracia”.
En referencia a la situación dramática que pasa el Estado de Michoacán, el nuevo cardenal mexicano recordó que el pasado lunes 16 de febrero pudo celebrar en la basílica de Santa María la Mayor, ante la imagen de la Virgen “Salud del Pueblo Romano”.
“Ese día se proclamó en la liturgia el dramático texto bíblico que narra el fratricidio de Abel por parte de Caín. Meditamos cómo también el corazón de María, nueva Eva, fue atravesado por el dolor al contemplar la muerte de su Hijo, y cómo Ella es la Madre fecunda que nos alcanza vida nueva y nos invita al perdón y la reconciliación ante tanta sangre inocente derramada”, dijo ante los fieles michoacanos, monseñor Suárez Inda.
Y terminó deseando “que este don del Papa, ofrecido a todo el pueblo, más que a mi propia persona, se traduzca en bendición para nuestras familias, comunidades y toda nuestra sociedad”