El Halloween católico tradicional colocaba estas realidades en el contexto de la victoria de Cristo sobre el pecado, la muerte y el diabloSeguimos ofreciendo la traducción al español de la entrevista del p. Steve Grunow, CEO de Word on Fire Catholic Ministries, sobre Halloween. La primera parte puede leerse aquí
El Día de Todos los Santos parece tener una genealogía mucho más antigua que el de los Fieles Difuntos.
La práctica de un día festivo en honor de la plena comunión de los santos, más que de sólo un santo en particular, parece tener lugar desde el principio en la Iglesia católica, con la consagración del Panteón como lugar de culto público de la Iglesia.
Esto sucedió en el año 609 (o 610) el 13 de mayo.
El Panteón había sido originalmente dedicado para uso de la religión romana como lugar donde se adoraba a todos los dioses.
Bonifacio apartó las imágenes de los dioses de sus santuarios y dio el edificio para los santos de la Iglesia, particularmente los mártires.
Esta fue una especie de “revancha” contra la cultura pagana. Bonifacio estaba diciendo que los viejos dioses habían sido vencidos por la fe de los mártires de la Iglesia.
Además, el 13 de mayo era un día asociado en la religión romana con lo que se llamaba el festival de los Lémures o espíritus ancestrales.
Parece que la elección de este día por parte de Bonifacio para reclamar el Panteón para el culto cristiano era intencionado.
Era una forma de decir que los mártires son los grandes ancestros de todos los bautizados y que su memoria y testimonio debía ser justamente honrado en el día en que los romanos recordaban a sus antecesores.
Del 13 de mayo al 1 de noviembre
La fiesta de Todos los Santos parece surgir de la dedicación de otra iglesia romana que fue consagrada por el papa Gregorio III. La Iglesia se llama San Pedro y Todos los Santos.
Fue un papa posterior, Gregorio IV, quien extendería la fiesta anual que conmemoraba la dedicación de este tempo a toda la Iglesia como Día de Todos los Santos.
La extensión de las fiestas propias de la Iglesia de Roma es una parte integral de la forma en que la fe católica se convierte en la matriz cultural subyacente de la que surgiría un nuevo tipo de civilización europea.
El Día de Difuntos (celebrado el 2 de noviembre) parece surgir con el crecimiento y la propagación de las comunidades monásticas y la práctica de la conmemoración de los miembros difuntos de monasterios.
Esta práctica ganó amplia tracción cultural, y con el tiempo se extendió a toda la Iglesia.
Halloween precedía a Todos los Santos y, como tal, es algo así como lo que 24 de diciembre es para el día de Navidad.
Recuerden, el calendario de la Iglesia está llena de días festivos, los cuales una vez se asociaron con grandes celebraciones públicas.
Un día de precepto no siempre ha significado pasar 45 minutos en la iglesia para ir a misa y luego volver a trabajar.
Los Días Santos eran tiempos para la fiesta, y si nos fijamos en el calendario de la Iglesia, el pasado y el presente, con esta concepción en mente, descubrirán que se producían frecuentemente razones para hacer fiesta.
Se sabe que hay elementos célticos o germánicos en la fiesta que conocemos como Halloween. ¿Qué tradiciones son católicas y cuáles no?
La fiesta no es étnica o nacionalista. Es católica. Ciertamente hay apropiaciones regionales de las fiestas de la Iglesia, y Halloween no es una excepción.
Pero en línea de fondo estos días festivos pertenecían a la Iglesia en conjunto, lo que significaba una gran parte de Europa.
Podías tener algunas costumbres que eran específicas de cada región, pero la fiesta en sí era una práctica distintivamente católica.
Hay algunas personas que han llegado a creer que hay alguna asociación de Halloween con una fiesta pagana llamada Samhain, pero yo he llegado a comprender que esta asociación es más una coincidencia que la realidad.
Respecto a las costumbres que son específicas del catolicismo, es todo más o menos derivado de los tipos de cosas que se encuentran en las festividades públicas de la cultura católica.
En este sentido, el Martes de Carnaval es probablemente el mejor punto de referencia.
Pensamos en el Martes de Carnaval y sus fiestas como en un día específico, pero lo habitual es que este fuese el clima festivo que tenía lugar con gran frecuencia durante el año eclesial.
Piense en todas las costumbres asociadas con Halloween como si fueran un Martes de Carnaval antes del día de Todos los Santos, y creo que tendrán una perspectiva respecto a todos los excesos y payasadas.
La fiesta estaba dirigida a culminar en un culto solemne, tras el cual se volvía a la rutina de la vida. Por desgracia, la Iglesia ha entregado la fiesta a la cultura laica. Ha sucedido con Halloween, está sucediendo con la Navidad.
¿Qué piensa usted de la tendencia de los padres a boicotear Halloween pensando que es demoniaco? ¿Qué les diría si ellos le dicen algo así? No sólo pensando en la seguridad o salud de los niños al mantenerlos en casa, sino una oposición frontal a algo que se cree satánico o aterrorizador…
Hay mucho que es desagradable en de la celebración contemporánea de Halloween. ¿Qué tiene que decir el enfoque singular sobre la violencia, el horror y la muerte sobre nuestra cultura?
El Halloween católico tradicional colocaba estas realidades en el contexto de la victoria de Cristo sobre el pecado, la muerte y el diablo.
La versión secularizada actual de la fiesta no tiene contenido salvífico y se ha desatado de sus amarras teológicas.
Se parece mucho a un festival de la muerte para una cultura de la muerte, y por eso puedo entender por qué los padres pueden estar preocupados.
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Pero ¿cuál es la respuesta adecuada a una cultura de la muerte? ¿Guardar la Iglesia a puerta cerrada o dejarla salir al mundo?
Creo que es hora de que los católicos acepten las libertades religiosas que esta cultura afirma ofrecerles y hacer públicos sus propios festivales – y hacerlo de manera espectacular y con una gran cantidad de fervor público.
¿Qué nos detiene? ¿Qué tememos que vaya a pasar? La reticencia y el miedo que caracteriza a los católicos está costando a la Iglesia su cultura única, y está permitiendo a la cultura de la muerte que florezca.
Halloween no debe ser un día en que nuestras iglesias se oscurecen y los cristianos se refugian en las sombras, sino un día de llenar la oscuridad con la luz de Cristo y de salir a la cultura, invitando a todos a la preparación para la fiesta de Todos los Santos con toda la alegría que podamos conseguir.
Artículo publicado en el Blog Word on Fire