Muchas familias siguen aisladas en la zona de Beni, debido a las fuertes lluvias. Fides está en contacto con algunos misioneros que, a través de las redes sociales, consiguen informar sobre la terrible situación desde hace algunos días se vive en esta zona de Bolivia. Las parroquias se han convertido en centros de servicio y los misioneros intentan por todos los medios ayudar a las familias más afectadas, aunque no hay recursos materiales. En las últimas tres semanas se han producido 59 muertes y 60.000 personas han quedado sin hogar. Sólo en la última semana se hablaba de 59.836 cabezas de ganado muerto y 45.274 hectáreas de tierra dañadas por las lluvias e inundaciones.
El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, ha dicho que las inundaciones continúan preocupando al gobierno, sobre todo en el noroeste del país, “en la ciudad de Guayaramerín (en Beni), ubicada en la frontera con Brasil, se están llevando a cabo grandes esfuerzos del gobierno, dado que hay 1.700 familias afectadas: 450 familias en zonas urbanas y 1.200 en las zonas rurales”. “Nuestra mayor preocupación es el área de Mamoré-Madeira, especialmente en el municipio de Guayaramerín”, ha dicho Quintana, anunciando que el gobierno nacional está poniendo en marcha medidas para proporcionar alimentos a las víctimas y establecer tiendas de campaña para los primeros auxilios.
Artículo publicado originalmente por Agencia Fides
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