Benedicto XVI vuelve al Vaticano para vivir en el monasterio Mater Ecclesiae

¿Publicará el Papa Francisco una encíclica a partir de un borrador de Ratzinger?Este jueves el Papa Francisco ha dado la bienvenida en el Vaticano a Benedicto XVI, que desde ahora vivirá en el monasterio reformado “Mater Ecclesiae”. Durante la tarde del 28 de febrero, Ratzinger, después de haber renunciado a su ministerio petrino, dejó el Vaticano para retirarse a la residencia pontificia de Castel Gandolfo.
 
Han esperado a Joseph Ratzinger en el helipuerto vaticano el cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone y el cardenal decano, Angelo Sodano. Benedicto XVI ha recorrido con el coche un centenar de metros para llegar a su nueva y definitiva residencia, donde lo ha recibido el Papa Francisco, con un “gesto amable, coherente con todo lo que ha hecho hasta ahora para construir con su predecesor una relación colaborativa, leal y familia” (Il Messaggero, 1 de mayo). Benedicto XVI pretende llevar una existencia aislada, uniéndose a la Iglesia a través de la oración. En el monasterio podrá dedicarse a estudios bíblicos, al piano y a los escritos teológicos. Para este objetivo, se le ha preparado una biblioteca espaciosa con todos sus libros.
 
Fue Juan Pablo II el que quiso un monasterio en el Vaticano, en la “Casetta Giardini”, “un edificio de principios del siglo XX con capilla, coro, laboratorio, cocina, refectorio, doce celdas, biblioteca, casa de huéspedes, locutorio, enfermería y un pequeño huerto (Corriere della Sera, 26 de abril). Vivirán con Joseph Ratzinger las cuatro Memores Domini que lo asisten y el arzobispo Georg Gänswein, mientras que se alojará en otro lugar la secretaria Birgit Wansing, que continuará ayudándolo cada mañana en la redacción de los documentos. En el edificio hay una estancia preparada para alojar a su hermano, Georg, cada vez que quiera visitarlo.
 
Desde 1994 al 2012 el monasterio ha acogido a clarisas, carmelitas descalzas, benedictinas y visitadoras. La madre Sofia Cichetti, priora benedictina, afirmó que Ratzinger había pedido a las monjas que rezasen por él. “Desde el mismo monasterio en el que tanto se ha rezado por él, él rezará por sus sucesor y por toda la Iglesia”, escribió L’Osservatore Romano.
 
Va a comenzar la inédita “convivencia” entre el Papa emérito y su Sucesor ¿Se encontrarán? ¿Cuándo el Papa Francisco sienta la necesidad dejará su residencia en Santa Marta y se irá al otro lado de los jardines vaticanos a reunirse con su predecesor? Si a esto es difícil darle respuesta, lo que ya sabemos es que entre los dos ya ha comenzado una colaboración, al menos en el plano teológico.
 
Así como Ratzinger escribió su primera encíclica, la “Deus Caritas est” en la Navidad de 2005, remodelando un texto en el que trabajaba su predecesor Juan Pablo II, así el Papa Francisco podría publicar pronto (se dice que en el próximo otoño- su primera encíclica, comenzando por un borrador sobre el tema de la fe que Benedicto XVI ya le entregó en su último encuentro sucedido en Castel Gandolfo el pasado 23 de marzo (La Repubblica, 30 de abril).
 
El borrador ratzingeriano, de entre 30 a 40 folios, tuvo “un origen meteórico”. El pasado octubre, al comenzar el Año de la Fe, Benedicto XVI pidió a la oficina doctrinal del ex Santo Oficio que trabajasen en un primer borrador que tuviese como centro el tema de la fe a la luz de sus intervenciones en este sentido, textos papales  y también en libros, sobre todo en el volumen de 1968 “Introducción al cristianismo”. “Los teólogos vaticanos, después de pocas semanas, le enviaron un texto que devolvió pidiendo un ulterior trabajo. El segundo borrador se le entregó casi un mes antes del anuncio de su renuncia a la Sede de Pedro. Ratzinger guardó el documento para después entregárselo a Bergoglio y que decidiese él qué hacer”. Se dice que el texto “está completo”, “es doctrinalmente irreprochable y que está bien hecho”.
 
Para la vaticanista Marina Ricci, la coexistencia en el Vaticano de Benedicto XVI y Francisco es un hecho “muy positivo” y da comienzo a “una nueva ruta en la vida de la Iglesia”. No estamos ante una situación de conflicto, sino ante “el milagro de una amistad” (Il Sussidiario, 1 de mayo).