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¿Cómo se llamaba santa Hildegarda de Bingen a sí misma?

hildegard de bingen
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Yohana Rodríguez - publicado el 17/04/25
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A pesar de la grandeza de santa Hildegarda, siempre reconoció su pequeñez al querer entender y escribir lo que veía en sus visiones

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Santa Hildegarda de Bingen fue una monja benedictina de Alemania que se destacó por su liderazgo, visiones y humildad. Desde el 2012, fue nombrada por el Papa Benedicto XVI como Doctora de la Iglesia.

Ella ha sido un gran referente para entender el misterio divino que fue revelado a través de las visiones que Dios le mandaba. Sin embargo, santa Hildegarda no se consideraba a sí misma como la gran mística; por el contrario, en sus escritos se llama "indocta y paupercola forma feminea", lo cual se traduce como "una forma femenina pobre sin educación". Pero, ¿esto era cierto?

La investigadora Stefania Terzi ,en su libro de Hildegarda de Bingen: mística, Doctora y santa, nos explica a detalle el pensamiento de esta santa.

Los conocimientos de santa Hildegarda 

Hildegarda no asistió a la escuela, sin embargo, vivió en la cláusula junto con su maestra Jutta de Sponheim, superiora del monasterio de Disibodenberg. Aprendió "los conocimientos fundamentales para la vida en el monasterio; es decir, aquellos que le permitieron leer y entender latín". Gracias a este aprendizaje, pudo entender y meditar textos sagrados; al igual que obras de autores que enriquecieron al cristianismo.

Incluso, en aquella época, la Regla de san Benito estableció que, durante el momento de la comida, se leyeran los textos de las meditaciones de las siguientes horas. Esto indica, según la investigadora, que solo podrían haber tenido sentido para quien realmente los pudiera entender. 

Y, ¿por qué se llamaba de esa forma?

"Solo para indicar que su educación no había tenido lugar dentro de los muros de una escuela monástica, y que no había seguido el curso de capacitación planeado para novicios y clérigos (sino también para jóvenes de buena familia) basado en el aprendizaje de las artes liberales", mencionó la investigadora.

Esta santa conoció el uso cotidiano del latín. Aprendió bajo su propio ritmo y conocimiento, no recibió una escuela formal que tuviera distintos ámbitos de estudio como la gramática, retórica y dialéctica. Tampoco tuvo lecciones sobre la geometría, astronomía y música, que se enseñaban formalmente en el programa de la Sholae.

Pero sus conocimientos y la forma de interpretar y relatar sus visiones con sencillez emergen por la gracia de Dios. Ella, conociendo su pequeñez, admite con humildad que todo lo aprendido era para disponerlo a los designios del Señor.

"El Dios Todopoderoso es digno de ungir con el aceite de la misericordia del cuerpo de esta pobre mujer (paupercola femisnea forma), a través del cual dictó este libro, porque vive sin seguridad y no tiene la ciencia para construir las Escrituras que el Espíritu Santo sugiere instruir a la Iglesia (...). Desde el día de su nacimiento ha sido devastado por el dolor y las enfermedades como en una red (...) Sin embargo, Dios no ha permitido que hasta ahora se extinga, porque en la cueva del alma racional ve espiritualmente algunos de los misterios de Dios".

(Hildergarda de Bingen, El libro de obras divinas, op. cit., III, 5, 38, pp.1120-1121)

Se puede apreciar cómo, en Hidegarda, el poder transformador para cumplir la obra de Dios era más fuerte. Tanto así que fue una voz muy influyente en la Edad Media, donde era considerada una autoridad.

A lo largo de toda su vida, escribió nueve libros, más de 300 cartas, 77 canciones y una obra dramática. Entre sus textos destacan aquellos donde describía sus visiones como Liber Scivias, Liber vitae meritorum, Liber divinorum operum.

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