Campaña de Cuaresma 2025
Este contenido es gratuito, como todos nuestros artículos.
Apóyanos con un donativo y permítenos seguir llegando a millones de lectores.
El Papa está mejor y los boletines médicos son más tranquilizadores, pero no es inmune a una posible recaída. "Todavía hay posibles aspectos críticos, ya que el pontífice es un paciente de 88 años y su cuadro clínico sigue siendo complejo", afirma una fuente vaticana, que pide "prudencia".
Las últimas semanas han demostrado que la situación es incierta. Todos los expertos recuerdan vivamente dos boletines médicos que hicieron tambalearse al mundo mediático sin previo aviso. El 22 de febrero, el Vaticano anunció que Francisco había sufrido un ataque respiratorio prolongado y que había necesitado transfusiones de sangre por una bajada de plaquetas y anemia. Si el cuadro ya era preocupante, el del 28 de febrero elevó aún más el nivel de inquietud: el Papa había sufrido una crisis marcada por espasmos y vómitos.
Para el jefe de la Iglesia católica, todavía no se ha declarado una recuperación completa. La doble neumonía descubierta hace quince días y la infección polimicrobiana siguen siendo tratadas. "Será necesario continuar el tratamiento médico con medicamentos en el hospital durante varios días más", ha declarado por el momento el cuerpo médico, sin dar una fecha para el alta hospitalaria.

¿Un ritmo menos intenso?
Una vez que el 266º Papa pueda regresar al Vaticano, se le abren varias opciones. En primer lugar, Francisco podría tomar el timón de la Iglesia. En el pasado, se ha recuperado espectacularmente de sus problemas de salud. En agosto de 2023, viajó a la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, tras haberse recuperado de una importante operación intestinal menos de dos meses antes.
También realizó una gira de once días por Asia y Oceanía el pasado mes de septiembre, a la edad de 87 años y con movilidad reducida. Su extraordinaria resistencia sorprendió a muchos observadores. "El Papa es un luchador, ganará esta batalla", declaró recientemente a la prensa el arzobispo de Bari, Giuseppe Satriano.
La Santa Sede está siendo muy discreta sobre el estado actual del Papa, que no aparece en público desde el 14 de febrero. Su convalecencia podría ser larga y requerir una reducción de sus actividades durante algún tiempo. Como en los últimos años de Juan Pablo II, el pontífice argentino podría optar por limitar sus encuentros a partir de ahora, confiando en sus colaboradores para sustituirle. Recientemente, el Papa delegó en cardenales las Misas que debía presidir.
¿Una posible renuncia?
El Papa Francisco ha repetido que concibe el papado como una misión "ad vitam", pero no ha descartado la posibilidad de su renuncia en caso de impedimento grave.
La cuestión se plantea aún más en el contexto del Jubileo 2025. Hasta el próximo mes de diciembre, la agenda oficial del Pontífice -antes de ser hospitalizado- está repleta de audiencias jubilares y celebraciones con peregrinos a los grandes jubileos temáticos. La ausencia del Papa por motivos de salud sería una decepción para los fieles.
En este contexto, el reciente anuncio desde el hospital de la convocatoria de un consistorio para dictaminar sobre futuras canonizaciones -sin fecha por el momento- ha suscitado interrogantes. Algunos especulan con que el Papa se ha dejado una puerta abierta y podría renunciar en esta ocasión, como hizo Benedicto XVI en 2013.
Pero esta teoría es inverosímil para otros, que creen que si Francisco se planteara dejar el cargo, no lo anunciaría delante de los cardenales. "Lo haría delante de los fieles durante un Ángelus o una audiencia general", imagina un avezado experto vaticanista.
A la espera de nuevos acontecimientos, la incertidumbre se mantiene. Y muchos observadores coinciden en que el pontífice argentino es imprevisible.


