Aleteia conversó en exclusiva con el responsable del área de libertad religiosa en el Centro Europeo para la Ley y la Justicia (ECLJ), Thibault van den Bossche, coautor del informe “Persecución de cristianos en Nicaragua 2018 – 2024” y evaluó el panorama para los próximos meses de 2025.
En su análisis, el especialista revela varios hallazgos y advierte que, lejos de disminuir los ataques contra la Iglesia Católica, estos se han intensificado en los meses posteriores a la publicación del impactante informe. Durante la entrevista a partir de la investigación, fue posible identificar algunos hallazgos:
- La reacción del Papa y la diplomacia vaticana han sido constantes.
- Daniel Ortega aplica un patrón de abuso sistemático contra la libertad religiosa.
- Hay una evidente escalada en materia de persecución y pérdida de libertades.
Reacción del Papa y la diplomacia vaticana
Consultado con respecto a la existencia de un posible vínculo entre las condenas públicas del Papa Francisco y la reacción que genera, explicó que “las represalias de Ortega son cada vez más severas, lo que ahora empuja al pontífice a moderar y espaciar sus comentarios”.
Sin embargo, tras advertir que, “si el Papa no habla regularmente de esta persecución, quedará impune”, el experto brinda un detallado recuento de las innumerables reacciones de apoyo del pontífice, en un esfuerzo por mostrar el respaldo de la Iglesia.
Las evidencias son claras. El 6 de marzo de 2022, Ortega destituye al nuncio apostólico, el arzobispo Waldemar Stanislaw Sommertag. El 12 de febrero de 2023, durante el Ángelus dominical, el Papa dijo estar triste y preocupado por la condena a 26 años de prisión de Mons. Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, y la expulsión de 222 opositores a Estados Unidos.
El 21 de febrero de 2023, Ortega declaró que una “mafia” dentro del Vaticano decidió la elección del Papa y de los principales líderes religiosos. El 10 de marzo de 2023, en una entrevista con el diario argentino Infobae, el pontífice se refirió al “desequilibrio” de Daniel Ortega. Además, comparó su dictadura con la dictadura comunista de 1917 y la dictadura de Hitler de 1935, calificándolas a todas de “dictaduras crudas”.
En este marco, Thibault recuerda la reacción del dictador no se hizo esperar: el 17 de marzo de 2023, Ortega cerró la nunciatura y expulsó a monseñor Marcel Diouf, quien actuaba como nuncio apostólico, mientras que ya monseñor Sommertag había sido expulsado un año antes.
El 1 de enero de 2024, durante el Ángelus, el Papa expresó su “profunda preocupación” por la situación en Nicaragua, donde “obispos y sacerdotes han sido privados de su libertad”. Los días 29 y 30 de diciembre de 2023, al menos cinco sacerdotes fueron detenidos.
El 19 de agosto de 2024, Ortega decreta el cierre de mil 500 asociaciones, la mayoría de ellas cristianas, elevando a más de 5 mil 100 el número de organizaciones civiles disueltas desde 2018. Como resultado, el Papa anima a los nicaragüenses ante los juicios durante el Ángelus del 25 de agosto de 2024.
El 2 de diciembre de ese año, en una carta dirigida al pueblo nicaragüense, Francisco les expresó su cariño y cercanía, especialmente durante la novena de la Inmaculada Concepción. Además, les animó a los fieles a renovar su confianza en Dios y su fidelidad a la Iglesia, subrayando que “la fe y la esperanza obran milagros”.
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Daniel Ortega aplica patrón de abuso sistemático
El informe demuestra la existencia de un “patrón de abusos sistemáticos” entre 2018 y 2024. Con base en los nuevos datos que se procesan en el ECLJ tras la publicación, Aleteia consultó si se han intensificado o disminuido en fechas recientes.
Efectivamente, se registra una escalada en la violencia y se confirma lo adelantado por la investigación: “La repetición y la gravedad de los ataques dan testimonio de un patrón de persecución sistemática dirigido contra quienes se atreven a expresar su fe o a denunciar los abusos de poder”.
Recuerda que el 5 de octubre de 2024, España anunció que ofrecería su nacionalidad a 135 opositores nicaragüenses “depuestos y expulsados de su país el 5 de septiembre de 2024 y acogidos inicialmente en Guatemala”. Entre ellos, menciona el especialista, “se encuentran fieles católicos y trece miembros de una organización misionera evangélica de Texas, Mountain Gateway”.
Otro elemento particularmente relevante corresponde a noviembre de 2024, cuando se reveló que la administración de Ortega impide a los sacerdotes acudir a los hospitales y dar a los pacientes el sacramento de la unción de los enfermos.
El 14 de noviembre de 2024, Mons. Carlos Herrera Gutiérrez, obispo de la diócesis de Jinotega y presidente de la Conferencia Episcopal Nicaragüense (CEN) es expulsado por el gobierno de Nicaragua a Guatemala.
Así, se convierte en “el tercer obispo de la Conferencia Episcopal exiliado por las autoridades nicaragüenses, después de Mons. Rolando Álvarez y Mons. Isidoro del Carmen Mora Ortega, de la diócesis de Siuna, en enero de 2024 al Vaticano”. Años antes, en abril de 2019, el Papa Francisco le había pedido a Mons. Silvio José Báez, obispo auxiliar de Managua, que se exiliara tras recibir amenazas de muerte.
A principios de diciembre de 2024, Nicaragua exige que todas las monjas que aún se encontraban en el país abandonen el territorio. La noticia llega poco después de la publicación de una carta pastoral del Papa Francisco, del 2 de diciembre de 2024, al pueblo nicaragüense.
El 16 de enero de 2025, el gobierno ordenó la confiscación del seminario mayor San Luis Gonzaga ubicado al sur de Matagalpa, donde se forman 30 seminaristas; así como del centro pastoral La Cartuja, perteneciente a la diócesis de Matagalpa.
Su obispo, monseñor Rolando Álvarez, exiliado en Roma desde enero de 2024, fue detenido en agosto de 2022 y condenado a 26 años de prisión por “conspiración” y “difusión de noticias falsas”. El obispo Álvarez habló por primera vez en una entrevista publicada el 12 de enero de 2025 por el diario español La Tribuna d'Albacete. Por tanto, las represalias contra su diócesis no tardaron en llegar.
Mientras que el ataque con las religiosas tampoco fue selectivo ni excepcional, sino parte de un patrón sistemático. En efecto, “la noche del 28 de enero de 2025, una treintena de monjas de clausura, pertenecientes a la Orden de Santa Clara, debieron abandonar sus monasterios en Managua y Chinandega, por orden del gobierno de Ortega”.
Al respecto, sostiene Thibault: “Esta nueva expulsión, que sorprende por su brutalidad y rapidez, se produce en un contexto de intensificación de la persecución del régimen nicaragüense contra los cristianos”. Continúa…
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