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Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy celebramos la solemnidad de Cristo Rey del Universo, un momento en el que la Iglesia nos invita a contemplar el reinado de Jesucristo, un reinado que no se mide por criterios humanos de poder, sino por el amor, el servicio y la entrega total. El Evangelio de san Juan (Jn 18, 33-37) nos presenta un diálogo profundo entre Jesús y Pilato que revela la verdadera naturaleza del reino de Cristo.
1El reino de Cristo no es de este mundo
En el pasaje, Pilato pregunta a Jesús: "¿Eres tú el rey de los judíos?". Jesús responde de una manera que sorprende: "Mi reino no es de este mundo". Con estas palabras, Jesús no niega ser rey, pero aclara que su reinado no se basa en el poder político, la fuerza militar o las riquezas terrenales. Su reino es espiritual y eterno, un reino que tiene como fundamento el amor, la verdad y la justicia.
Este contraste entre el reino de Jesús y los reinos del mundo nos invita a preguntarnos: ¿En qué valores estamos construyendo nuestra vida? ¿Estamos siguiendo los valores del mundo, que muchas veces buscan el éxito y el poder, o los valores del Evangelio, que se centran en el amor y el servicio?
2El Rey que sirve y se entrega
El trono de Jesús no es un lugar de lujo, sino la cruz, el lugar donde Él muestra su realeza de una manera radical. Desde la cruz, Cristo reina entregándose por la salvación de todos. Su corona no es de oro, sino de espinas, y su cetro no es un símbolo de poder, sino un signo de humildad y sacrificio.
Jesús nos enseña que el verdadero liderazgo y la verdadera autoridad no consisten en dominar, sino en servir. En un mundo que a menudo exalta el poder y el control, Cristo nos invita a seguir su ejemplo de servicio humilde y entrega generosa.
3El llamado a ser ciudadanos de su Reino
Jesús dice a Pilato: "Yo he venido al mundo para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz". Estas palabras nos recuerdan que ser parte del reino de Cristo implica vivir en la verdad. La verdad no es solo un conjunto de ideas, sino una persona: Jesús mismo, quien dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14, 6).
Ser ciudadanos del reino de Cristo significa vivir según la verdad del Evangelio, buscando siempre la justicia, el amor y la paz. También significa rechazar las mentiras, las injusticias y los egoísmos que tanto dañan a nuestra sociedad.
4Aplicación para nuestra vida
La solemnidad de hoy nos invita a reflexionar sobre nuestra lealtad. ¿Quién reina en nuestro corazón? Muchas veces, permitimos que otros "reyes" ocupen el lugar que solo le corresponde a Cristo: el dinero, el poder, el orgullo o nuestras propias ambiciones. Hoy es una oportunidad para renovar nuestro compromiso con Jesús y permitir que Él sea el verdadero Rey de nuestra vida.
También estamos llamados a vivir como embajadores de su reino en el mundo. Esto significa llevar el amor de Cristo a nuestras familias, comunidades y lugares de trabajo, siendo testigos de la verdad y el amor, especialmente hacia los más vulnerables.
Conclusión
Queridos hermanos, en esta solemnidad de Cristo Rey, recordemos que el reinado de Jesús no es de este mundo, pero transforma nuestra vida y nuestro mundo. Sigamos su ejemplo de amor, humildad y servicio, permitiendo que Él reine en nuestro corazón y en nuestras acciones. Al final, Cristo nos invita a ser parte de su reino eterno, un reino de verdad, amor y vida.
Que en este día renovemos nuestra fe en Cristo Rey y nuestro compromiso de ser sus fieles servidores, viviendo como verdaderos hijos de su Reino.
¡Viva Cristo Rey! Amén.
Solemnidad de Cristo Rey – Ciclo B
Segunda lectura: Apoc 1, 5-8
Evangelio: Jn 18, 33-37