La noche del 12 de junio de 2023, la misión Spei Satelles a bordo del cohete Falcon 9 de SpaceX despegó con éxito de la base estadounidense de Vandenberg, en California. No era un anuncio cualquiera: el Estado más pequeño del mundo, con la ayuda de la agencia espacial italiana, lograba poner en órbita su CubeSat, un satélite portador de un "nanolibro" del Papa Francisco, impreso en forma de micrograbados.
¿Por qué tienes miedo, aún no tienes fe? es el título del texto enviado al espacio, tomado de la famosa bendición Urbi et Orbi del 27 de marzo de 2020, celebrada en una Plaza de San Pedro vacía durante la primera fase de la pandemia del Covid-19. La misión de este satélite, bendecido por el pontífice argentino y diseñado para durar entre seis meses y un año, era emitir extractos del discurso en inglés, español e italiano, a través de una señal de radio -frecuencia 437,5 MHz-.
El Papa Francisco fue el primer Papa cuya voz se llevó al espacio, y ha tenido otras cumbres astronómicas que resuenan con la actualidad. En un discurso, se refirió a "las maravillosas imágenes enviadas por el telescopio espacial James Webb", que "nos dejan sin palabras".
"Cuando el Observatorio Vera Rubin entre en funcionamiento, promete mostrarnos cómo evoluciona y cambia el universo ante nuestros ojos", dijo también el Pontífice, cuando estaba a punto de concluirse la mayor cámara jamás construida para la astrofísica.
Al igual que su predecesor Benedicto XVI, el argentino también conversó con la tripulación -de las expediciones 52 y 53- de la Estación Espacial Internacional en 2017. Desde un salón contiguo al Aula Pablo VI, pudo formular preguntas a los astrofísicos, a los que el sucesor de Pedro pidió en particular sus "reflexiones sobre el lugar del hombre en el universo". Durante el enlace, que resultó un poco caprichoso debido a los caprichos de las largas distancias, el hombre de blanco dejó traslucir los grandes temas de su pontificado: unidad en la diversidad, alegría, maravilla...
En 2023, en un mensaje a los participantes en la escuela de verano de astrofísica del Observatorio Vaticano, también les instó a no perder "este sentido de la maravilla". Advirtió a los jóvenes prometedores contra la "gran tentación [...] de buscar obtener solo las respuestas que esperamos, cuando también somos capaces de dejarnos maravillar por posibles novedades imprevistas".