En una carta escrita al arzobispo de París, el Papa Francisco expresa su deseo de que la organización de los Juegos Olímpicos sea "para todo el pueblo de Francia una magnífica ocasión de concordia fraterna, que permita, más allá de las diferencias y de las oposiciones, reforzar la unidad de la Nación".
La carta del Papa fue leída por Mons. Laurent Ulrich, arzobispo de París, en una Misa celebrada en París el 19 de julio de 2024 en presencia del presidente del Comité Olímpico, delegaciones diplomáticas extranjeras y personalidades políticas francesas.
Una semana antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de París, el Papa Francisco compartió una vez más su sueño de una tregua olímpica en un "momento convulso en el que la paz mundial está seriamente amenazada". "Deseo fervientemente que todos respeten esta tregua con la esperanza de una resolución de los conflictos y un retorno a la concordia", dijo el pontífice a través de monseñor Laurent Ulrich, que presidió una Misa a las 10 de la mañana en la iglesia de la Madeleine.
El presidente del COI, Thomas Bach, la ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra, la ministra de Cultura, Rachida Dati, y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, asistieron a la Misa, que marcó simbólicamente el inicio de la "tregua olímpica", una tradición heredada de la Antigüedad y actualizada por las Naciones Unidas.
En un momento en el que Francia vive una situación de inestabilidad política tras los resultados de las elecciones europeas de junio y la disolución de la Asamblea Nacional, el Papa Francisco expresó también su deseo de que este gran acontecimiento deportivo sea una ocasión para que el pueblo francés "se tienda la mano con un espíritu de concordia fraterna que permita superar las diferencias y las oposiciones y reforzar la unidad de la nación".
El Papa argentino recuerda también que "el deporte es un lenguaje universal que trasciende fronteras, lenguas, razas, nacionalidades y religiones". Subrayó la capacidad del deporte para "unir a las personas" y "favorecer el diálogo". De este modo, el jefe de la Iglesia católica espera que los Juegos Olímpicos permitan a todos los que acudan a París "fomentar la estima donde hay desprecio y desconfianza, la amistad donde hay odio". Y subraya que los Juegos "traen la paz, no la guerra".
En su carta, el Papa Francisco celebra el compromiso de las comunidades cristianas de la región parisina, que "se preparan para abrir de par en par las puertas de sus iglesias, escuelas y casas" con motivo de los Juegos Olímpicos. "Aprecio mucho que no hayáis olvidado a las personas más vulnerables, especialmente a las que se encuentran en situaciones muy precarias, y que se les haya facilitado el acceso a las festividades", añadió.
Al final de la Misa, se soltaron cinco palomas blancas, símbolo de la paz, en el patio de la iglesia de la Madeleine. "Que vayan sin demora a los lugares de conflicto que sacuden nuestro planeta. Esta es nuestra oración olímpica", dijo Mons. Philippe Marsset, obispo auxiliar de la archidiócesis de París.