"El 'gran capital' que ha sido puesto en nuestras manos es el amor del Señor, fundamento de nuestra vida y fuerza de nuestro camino", dijo el Papa Francisco en su homilía en la Basílica de San Pedro con motivo de la VII Jornada Mundial de los Pobres, el 19 de noviembre de 2023. Invitó a los cristianos a asumir el "riesgo" de hacer circular este capital acudiendo en ayuda de la "multitud de los pobres" que pueblan nuestras sociedades.
La Misa fue presidida por el Pontífice, pero celebrada por Mons. Rino Fisichella, pro-prefecto de la sección para las cuestiones fundamentales de la evangelización en el mundo, dentro del dicasterio para la Evangelización, que organiza cada año la Jornada Mundial de los Pobres. Numerosos pobres de Roma, de Italia y de todo el mundo ocuparon las primeras filas de la basílica vaticana.
En su homilía, el Pontífice comentó la parábola de los talentos, en la que un señor confía un capital económico a unos siervos. Estos talentos, que cada uno de nosotros está llamado a hacer fructificar, no son "capacidades personales", sino "bienes del Señor", dijo el Papa. Son "sus bienes, un verdadero capital" que Dios ha ofrecido a la humanidad: "Él mismo en la Eucaristía", "su Palabra de vida", "su santa Madre como Madre nuestra" y "los dones del Espíritu Santo".
Estos talentos se distribuyen "a cada uno según sus capacidades", insistió el Pontífice. Dios los confía a cada persona para que pueda llevar a cabo una "misión personal" en su vida cotidiana, en la sociedad y en la Iglesia. "El gran capital que se ha puesto en nuestras manos es el amor del Señor, fundamento de nuestra vida y fuerza de nuestro camino", insistió.
"La pobreza es un escándalo"
El Papa Francisco alertó contra los muchos "cristianos enterrados", utilizando la imagen del mal siervo de la parábola, que se niega a arriesgar el talento que le ha dado su señor y lo entierra en un campo. Quienes siguen este ejemplo, insistió, están "bloqueados por una falsa imagen de Dios" y centrados en sí mismos en lugar de comprometerse con los demás.
Frente a esta lógica egoísta, el Papa invitó a contemplar las "múltiples formas de pobreza material, cultural y espiritual" del mundo actual, en particular las "existencias heridas que habitan nuestras ciudades". "La pobreza es un escándalo", insistió, criticando la suerte de aquellos "que se han vuelto invisibles, cuyo grito de dolor es ahogado por la indiferencia general de una sociedad ocupada y distraída".
"Si no multiplicamos el amor a nuestro alrededor, la vida se apaga en la oscuridad", insistió el Pontífice. Instó a los cristianos a asumir el "riesgo" de "hacer circular la caridad" multiplicando el amor recibido como don de Dios.
Una comida con los pobres
Tras la Misa, el Papa rezó el Ángelus, como es su costumbre, a mediodía desde la ventana del Palacio Apostólico. Después, como en años anteriores, compartió una comida con los pobres en el Aula Pablo VI del Vaticano, convertida para la ocasión en un gran refectorio. Este almuerzo, organizado por el Dicasterio para la Caridad, será donado este año por los hoteles italianos Hilton. El año pasado, casi mil 300 pobres fueron recibidos en el Vaticano.
La Jornada Mundial de los Pobres fue lanzada por el Pontífice argentino tras el Jubileo de los Sin Techo organizado por la asociación Fratello durante el Año de la Misericordia. En su carta de conclusión del Año Santo, Misericordia et misera, publicada el 21 de noviembre de 2016, el Pontífice instituyó una jornada dedicada únicamente a los pobres, fijada para el 33º domingo del Tiempo Ordinario.