«Sé que el sacerdote huyó del país por la persecución Ortega-Murillo, porque él ha sido frontal con la dictadura».
Así se expresó en diálogo con Confidencial la investigadora en temas religiosos Martha Patricia Molina, una abogada que además se ha hecho conocida por el informe denominado «Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?».
Sus palabras tienen que ver con Jhonny José Guerrero Blanco, sacerdote de la diócesis de León que se exilió recientemente de Nicaragua debido al acoso de parte de personas leales al régimen de Ortega.
Este sacerdote es responsable de la iglesia San Pedro en León y el pasado 25 de marzo cumplió 24 años de sacerdote, se añade. También que estuvo a cargo del Santuario Diocesano Nuestra Señora de Los Remedios, en Quezalguaque, León.
Más allá de otras versiones de prensa como la de Radio Darío que dan cuenta de una presunta sugerencia de parte de Sócrates René Sándigo, obispo de la Diócesis de León (quien le habría dicho que si no lo hacía terminaría en la cárcel), lo que sí quedó confirmado es que este sacerdote salió de Nicaragua.
Por otra parte, la propia Molina señaló que la diócesis de León ha sido muy afectada por el congelamiento de cuentas bancarias de la Iglesia católica en Nicaragua. También advirtió que otros sacerdotes y monjas de la diócesis de León estaban en «la mira de la dictadura», algo que podría derivar en más expulsiones.
77 líderes religiosos obligados a salir
La salida de Guerrero de Nicaragua se suma a lo sucedido entre 2018 y 2023, donde unos 77 religiosos –entre sacerdotes y monjas- han tenido que dejar el país a través de diversas modalidades (expulsión, destierro, etcétera).
Estos datos también fueron recogidos por Molina, quien sostuvo que han sido 41 varones y 36 mujeres los que se ha visto obligados a iniciar un «éxodo».
«De estos, 40 fueron expulsados del territorio nacional, 17 salieron del país por motivos de seguridad personal, a 12 se les negó el reingreso al país y ocho fueron desterrados y despojados de su nacionalidad nicaragüense», reproduce otro artículo de Confidencial en base a lo expuesto por Molina.
Algunos de los casos más emblemáticos
Más allá de sacerdotes, diáconos y seminaristas que han tenido que irse de Nicaragua, uno de los casos más famosos es el del obispo Silvio José Báez, quien desde 2019 se encuentra en el exilio en la ciudad de Miami (Estados Unidos) desde donde mantiene una postura crítica hacia el régimen de Ortega.
También está el ejemplo del nuncio apostólico Waldemar Stalislaw Sommertag, quien abandonó su misión diplomática en marzo de 2022 en medio de las presiones del régimen.
Pero tal vez uno de los casos más significativos, a partir del cual también se generó un impacto a nivel internacional, ha sido la del «éxodo» de 18 Misioneras de la Caridad, de la Madre Teresa de Calcuta, quienes fueron echadas el 6 de julio de 2022. Entre las misioneras había mujeres originarias de India, así como de México, España, Guatemala, Ecuador, Vietnam, Filipinas y también nicaragüenses.
A poco de cumplirse un año de este suceso, esa imagen sigue interpelando y junto al encarcelamiento del obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, se ha transformado en uno de los ejemplos más «vivos» del crudo hostigamiento del régimen de Ortega a los miembros de la Iglesia en Nicaragua.