La Biblia relata pocas palabras de la Virgen María. Atenta a la Palabra de Dios, "meditaba en su corazón" (Lc 2,19), advierte san Lucas en el momento del nacimiento de Jesús.
Sin embargo, deja oír su voz en cuatro grandes pasajes del Evangelio: el anuncio del ángel Gabriel, la visita a su prima Isabel, el reencuentro con Jesús perdido en el templo y las bodas de Caná.
Cada palabra esconde un aspecto de la actitud de la Virgen y nos invita a aprender de ella.
1La anunciación
¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón? (Lucas 1,34) He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra (Lucas 1,38)
En la Anunciación, el fiat de María nos invita a decir sí a la voluntad de Dios y a acoger su amor.
2La visitación
La paz esté contigo (Lucas 1,40) Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia –como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Lucas, 46-55)
Durante la Visitación, a través de Isabel, María se encuentra con toda la humanidad. Ella trae la paz porque alberga en su seno a Jesús, el Redentor del hombre.
Las palabras que pronuncia en este momento -el Magnificat- son un canto de acción de gracias ante el infinito amor y las maravillas de Dios.
Nos anima así a alabar al Dios Creador, nos enseña a agradecerle, a reconocer sus gracias ya confiar en él.
3Jesús perdido y hallado en el templo
Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando (Lucas 2,49)
Cuando María busca a Jesús en el templo, es con toda la angustia de una madre, que se hace así cercana a los hombres.
4Las bodas de Caná
No tienen vino (Juan 2,3) Haced lo que Él os diga (Juan 2,5)
Finalmente, en las bodas de Caná, muestra toda su compasión por las carencias y sufrimientos de los hombres. Su exhortación dirigida a los servidores se dirige en realidad a toda la humanidad: sólo el amor divino puede transformar, ennoblecer y llenar el corazón del hombre.