El nombre de su cuenta en Instagram lo dice todo: @pinceladas_dedios. Así se presenta la hermana Ana Salguero Guerrero, religiosa de la comunidad de las Hermanas Clarisas de Madridejos en Toledo.
Se describe con dos certeras «pinceladas» (nunca mejor dicho): ante todo, «apasionada por Jesucristo», y después, «religiosa que disfruta pintando».
Con tan pocas palabras logra resumir el secreto excepcional de su arte con el que está sorprendiendo en esta red social.
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Historia de una vocación
«Desde pequeña me ha gustado escribir y pintar, pero jamás pensé llegar a pintar y sobre todo pintar en mi propio estilo de vida», reconoce la joven religiosa, que forma parte de la comunidad de trece hermanas pobres de santa Clara, más conocidas como hermanas clarisas.
Sor Ana reconoce con gran sencillez que su expresión artística ha surgido de su vocación a consagrarse totalmente a Dios: «Ha sido un descubrimiento maravilloso dentro del propio discernimiento de mi vocación y conocimiento propio de mi persona: un don de Dios maravilloso».
La hermana recuerda: «Mis primeros dibujillos fueron realizados en mis primeros Ejercicios Espirituales. Al ser los primeros, estaba más en el bolígrafo que en la meditación. Allí fui descubriendo ambos deseos que se complementan, el de Dios y el de pintar».
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El secreto de su arte
Al explicar su secreto artístico, añade: «Siempre mi objetivo a la hora de pintar es dar Gloria a Dios, pintar porque detrás de cada pincelada hay vida, hay paz, hay silencio, hay encuentro con el propio Creador de todo. Para mí es importante que la persona que adquiera un cuadro para colaboración propia de mi comunidad encuentre alegría andaluza, pero, sobre todo, la paz de Dios cuando lo mire».
A muchos les ha sorprendido encontrar el arte de sor Ana en Instagram. En su cuenta, también comparte fotos de la vida de esta comunidad de religiosas. Para ella es algo bastante lógico: «Sencillamente es el medio por el que la sociedad se está moviendo más».
«Nos tenemos que poner al unísono, sin perder nuestra identidad, quiénes somos, a dónde vamos», considera.
«Me animaron y me animé», confiesa al explicar el motivo de su presencia en Instagram. «Es una pequeña ventanita al mundo, donde de vez en cuando hay que asomarse para iluminar y compartir».
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Necesidad «de algo grande»
La hermana Ana tomó el hábito de clarisa en 2015. Llegó a este pueblo toledano, alejado de su lugar de nacimiento, Montellano, en la provincia de Sevilla, porque en su corazón sentía la necesidad «de algo grande».
En una reciente entrevista, sor Ana confesaba: «No sabía nada. No sabía qué me pasaba: solo que tenía una sed muy grande de las cosas de Dios y de todo lo que era servir a los demás. Tras un discernimiento, experiencias y sí, luchas internas sobre qué es lo que deseaba Dios de mí, sin más se me presenta en mi vida, en un momento crucial, esta fraternidad de hermanas clarisas, en un pueblo desconocido, descubrí el valor fundamental de vivir solo, solo, de cara a Dios».
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El secreto de la vida contemplativa
Surgió así la decisión de consagrar a Dios en la vida contemplativa, que como ella explica, es «una vida dirigida a dos corazones; el de Dios y el tuyo propio».
«Desde ahí, es posible ser canal de vida para todos los sedientos. La vida en clausura es la misión más importante de todas y la menos vista a la luz por ser una vida oculta entre ambos corazones», aclara sor Ana.
La vida contemplativa es decisiva para el cuerpo místico, añade: «Es la raíz que sostiene todo para que otros den fruto, es la vida de oración y sin ella no funcionan los demás miembros. Vivimos en una sociedad donde necesitamos ver, palpar, donde si no hay misión a la hora de ‘hacer’ es como si no hubiese nada, todo es extraño porque solo queremos ver a Dios si ‘hacemos’. Pero, ¿vamos a verle en el encuentro? Eso es la vida contemplativa».
Si usted quiere regalar a sus seres queridos o simplemente regalarse una obra de arte única, surgida de la oración de sor Ana, la religiosa acepta encargos en su perfil de Instagram: @pinceladas_dedios.