¿Cómo empezó todo? 20 de agosto 2021. Los talibanes toman Kabul ante la espantada general de las tropas internacionales. Ella está en Madrid, siguiendo las noticias. Suena el WhatsApp. En uno de los grupos que tiene, alguien pide ayuda para dos hermanas afganas amenazadas.
Sin dudarlo, piensa que tiene que ayudar: “Contacté con el Estado Mayor de la Defensa a través de un amigo. Vieron que eran dos chicas jóvenes y solas y las incluyeron en la evacuación. Son evacuaciones complejas porque la prioridad son el personal diplomático y los colaboradores con sus familias. Pero dentro de este marco encontraron una vía y las evacuaron”.
Salvó seguramente la vida a esas dos jóvenes con gestiones desde Madrid, pese a que “nunca había tenido relación con Afganistán, pero estaba alucinando con lo que estaba pasando”.
Cientos de peticiones
Se corrió la voz. Varias ONGs que vieron el éxito de sus gestiones empezaron a reclamarle ayuda. En un año, Maria José ha conseguido sacar de Agfanistán a 40 mujeres y sus familias de forma directa. Y con una Asociación que ha montado junto a otras amigas y colaboradoras, a 80 familias. La asociación se llama Netwomening.
Hoy dice:
Pero no para. Las últimas en llegar a España lo han hecho hace sólo unos días. “Sigo ayudando como puedo. A veces ayudando a que lleguen de Afganistán a embajadas españolas en el extranjero, como Islamabad, Teherán, Abu Dabi, Estambul o Nueva Delhi”. Y con todas las que ayuda, mantiene el contacto, “con las que piden ayuda desde Afganistán y otras que han podido ser evacuadas a otras embajadas. Nos retransmiten su situación por WhatsApp. Seguir allí cada día es un reto”.
Mujeres perseguidas
Principalmente se centra en las mujeres. Ellas, en Afganistán, no tienen derechos. Pero aquellas que han tenido un cargo público están perseguidas. Su vida corre peligro. Como María José colabora con la asociación Más Democracia, que entre otras cosas defiende el derecho de las mujeres, le llegan muchas peticiones “de profesoras, cooperantes, abogadas, juezas, fiscales... Hay un perfil superperseguido por los talibanes: las abogadas defensoras, que defienden por ejemplo a niñas menores que han sido obligadas a casarse, que llevan temas de custodia de niños, violencia contra la mujer, divorcios…”.
Desde que los talibanes regresaron al poder hace un año, han visto una vía abierta para ir contra ellas y contra todas las personas que han combatido el terrorismo: “Hay una persecución personal, asesinatos, torturas, venganzas”.
Gratitud de las evacuadas
Los procesos de evacuación son muy complicados. Rara vez es vuelo directo a Madrid u otro lugar de España. Muchos tienen que pasar por embajadas españolas en el extranjero y no siempre son bien tratadas en esos países. María José sigue gestionando para lograr la mejor salida para ellas. Y las mujeres afganas se sorprenden: “Muchas me dicen ‘no entiendo cómo haces esto si no nos conocéis’”.
Motivación cristiana
En esa ayuda desinteresada tiene mucho que ver su fe católica: “Me mueve como cristiana ayudar sin esperar nada a cambio, ayudar si tengo posibilidad a cualquier persona aunque no la conozca. Y también el sentimiento de indignación ante el drama de personas que se enfrentan a situaciones totalmente inhumanas. Es un genocidio en pleno siglo XXI”.
María José no se considera especial, cree que cualquiera puede ayudar desde otro país haciendo gestiones. Se consiguen grandes resultados sin necesidad de tener conocimiento. Pero con perseverancia. “Ojalá mi ejemplo sirva para que otras personas ayuden”. Ya hay seis organizaciones que hacen lo mismo que ella.
Asociación de madrinas
Pero ¿qué pasa cuando las afganas y sus familias llegan a España? No se desentiende. Con un grupo de gente han creado una asociación para ser un complemento a las ONGs que se encargan de la acogida. Ellas pretenden ser “como una amiga, les ayudamos con consejos, las acompañamos a hacer gestiones, al médico, a pedir una cita… ”. Un año después de la llegada de los talibanes, es incalculable el número de mujeres que quieren salir de Afganistán. Queda mucho por hacer. María José pide no olvidarlas.