Los Mártires de La Florida fueron un grupo de nativos americanos y católicos españoles asesinados en Florida durante la expansión colonial española en lo que ahora es el territorio de los Estados Unidos, que entonces todavía formaba parte del imperio español. Durante los siglos XVI y XVII, 86 católicos, incluidos sacerdotes y laicos, fueron martirizados por nativos americanos y súbditos del Imperio Británico.
Su causa de canonización fue abierta en 2015 por el obispo Gregory Parkes de la diócesis de Pensacola–Tallahassee, con el apoyo de representantes de obispos en las diócesis de St. Augustine, St. Petersburg, Orlando, Palm Beach y Venice.
La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos también ha respaldado la causa de canonización de los mártires.
El valiente apalache Antonio Cuipa
El principal mártir de la causa es el laico nativo americano Antonio Cuipa, el inija (segundo al mando) de los apalaches en la aldea misionera de San Luis de Talimali.
Educado por sacerdotes franciscanos españoles que servían en la misión, Antonio hablaba español, apalache y algo de latín. También sabía leer y escribir.
Había sido educado como católico y tenía un profundo conocimiento de la doctrina teológica.
Casado con otra cristiana apalache llamada Josefa, tuvo una hija y un hijo, llamados Clara y Francisco.
Amaba profundamente su fe católica, la cual probó cuando murió mártir.
La destrucción de la Misión de San Luis de Talimali
El coronel James Moore fue el administrador colonial que se desempeñó como gobernador de Carolina desde 1700 hasta 1703.
Moore es mejor conocido por liderar la invasión de la Florida española durante la Guerra de la Reina Ana, acabando con la mayoría de las misiones españolas. Capturó y esclavizó a miles de apalaches de Florida y los llevó consigo a Carolina.
La primera ciudad misionera que invadió Moore fue La Concepción de Ayubale, una misión cercana al San Luis de Antonio Cuipa, en enero de 1704.
Cuando escucharon que Moore estaba atacando La Concepción, los hombres de San Luis se dispusieron rápida y heroicamente a ir en su ayuda, sabiendo que no tenían ninguna posibilidad de triunfar en absoluto.
Treinta jinetes españoles y cuatrocientos soldados apalaches al mando del capitán Juan Ruíz de Mexía, incluido Antonio Cuipa, lograron expulsar a las fuerzas de Moore de Ayubale dos veces.
Fray Juan de Parga, el franciscano nacido en La Habana, celoso sacerdote y maestro que dominaba el apalache, administró los sacramentos y predicó un sermón a los hombres de San Luis, anticipando su martirio.
Insistió en ir con ellos. Deseaba, según el informe del gobernador español, “ir a morir con sus hijos”.
Al caer la noche, los españoles y los apalaches se quedaron sin municiones y se rindieron. Moore los masacró.
Atrocidades y heroicidades
El padre Parga fue asesinado en el camino cerca de Ayubale y su cabeza cortada fue llevada a la casa del consejo.
Posteriormente, encontraron su cuerpo en la cercana misión de Ivitachuco y lo enterraron allí.
Los que no murieron en el lugar fueron tomados como rehenes por las fuerzas de Moore, quienes los ataron a postes y les prendieron fuego.
Mientras hacían esto, Fray Ángel Miranda, uno de los amigos más cercanos de Antonio de San Luis, exigió saber cómo Moore podía permitir tales atrocidades. Simplemente dijo que no tenía control sobre sus tropas.
Según el informe del gobernador español, José de Zúñiga y la Cerda, muchos de los cristianos apalaches, Cuipa al frente, murieron como mártires: