Tras la carta publicada hoy por el Papa emérito en la que expresa con sinceridad “vergüenza”, “dolor” y pide “perdón” a las víctimas, también ha sido presentado un análisis realizado por los “colaboradores” de Benedicto XVI sobre el informe de abusos en la Arquidiócesis de Múnich y Frisinga, donde fue Arzobispo durante menos de cinco años.
Junto a la carta del 6 de febrero, ha sido divulgado un breve anexo de tres páginas en alemán con traducción en italiano, redactado por cuatro expertos en derecho del equipo de Benedicto XVI, 94 años, que en su carta dice que le hubiera sido difícil leer y responder solo al informe pericial de casi 2.000 páginas:
Los expertos son: Stefan Mückl, Helmuth Pree, Stefan Korta y la abogada Carsten Brennecke (especializada en derecho por la libertad expresión), quienes ya habían participado en la redacción de las 82 páginas de respuestas a las preguntas de la comisión.
Los especialistas en derecho afirman que es falso lo que se lee en el informe sobre los abusos cuando se asegura que el cardenal Joseph Ratzinger, contrariamente a lo que afirma en el memorándum redactado en respuesta a los peritos, “estuvo presente en la reunión del Ordinariato del 15 de enero de 1980 en la que se habló del Sacerdote X”.
“Y se afirma - añaden - que el cardenal Ratzinger empleó a este sacerdote en labores pastorales, aun conociendo los abusos cometidos por él, y encubriendo así sus abusos sexuales”.
El equipo del Papa emérito insisten en que “esto no es cierto", según sus "comprobaciones":
Joseph Ratzinger no sabía que el sacerdote X era un abusador ni que se dedicaba a la pastoral”.
“Las actas muestran que en la reunión del Ordinariato del 15 de enero de 1980 no se decidió utilizar al sacerdote X para la actividad pastoral.”
El cura Peter H., después volvió a cometer abusos en la archidiócesis de Múnich, lo que llevó a que fuera trasladado de nuevo.
Los experto escriben que “los documentos también muestran que en la reunión en cuestión no se trató el hecho de que el sacerdote hubiera cometido abusos sexuales”.
“Se trataba exclusivamente del alojamiento del joven sacerdote X en Múnich, porque tenía que hacer terapia allí. Esta petición fue atendida. El motivo de la terapia no se mencionó durante la reunión. Por lo tanto, en la reunión no se decidió emplear al agresor en ningún trabajo pastoral.”
Error de transcripción
La respuesta de 82 páginas del Papa emérito y su equipo habían suscitado criticas. Dichas respuestas, adjuntas al informe sobre los abusos en Múnich, - argumentan- contienen un error de transcripción que había llevado a afirmar la ausencia del Arzobispo Ratzinger en la reunión en la que se tomó la decisión de aceptar a un sacerdote que se había manchado con los abusos.
“Este error de transcripción no puede ser imputado a Benedicto XVI como una declaración falsa consciente o “mentira”, indicaron. Por ello, el Papa emérito en su carta del 6 de febrero se disculpó.
“Tampoco habría tenido sentido que Benedicto negara deliberadamente su presencia en la reunión: de hecho, el acta de la reunión recoge las declaraciones de Joseph Ratzinger. Por lo tanto, la presencia de Joseph Ratzinger era evidente.
Además, en 2010 varios artículos de prensa informaron -sin desmentirlo- de la presencia del cardenal Ratzinger en la reunión.
Asimismo, en una biografía de Benedicto XVI publicada en 2020 se afirma: "Como obispo, en una reunión del Ordinariato en 1980, sólo había aceptado que el sacerdote en cuestión pudiera acudir a Múnich para someterse a psicoterapia" (Peter Seewald, Benedikt XVI., Droemer Verlag 2020, p. 938).
Los otros casos
Respecto a los otros tres casos de sacerdotes pederastas que aparecen en la investigación y de los que Ratzinger habría tenido conocimiento, según el Informe, los colaboradores aseguran "que nada de esto es verdad" y que "la investigación no muestra pruebas al respecto".
Agregan que durante la rueda de prensa de presentación del informe uno de los peritos que lo elaboró afirmó que "no hay pruebas" y a la pregunta de un periodista sobre si el papa emérito podría saber de ello se respondió "según la opinión subjetiva de los peritos, que sería algo altamente probable".
"La pericia no contiene ninguna prueba que corrobore la acusación de comportamiento erróneo o de complicidad en el encubrimiento", sostienen.
Asimismo, otro de los puntos que se discuten a Benedicto XVI es que "habría minimizado los actos de exhibicionismo" de uno de los sacerdotes, sobre lo que los expertos del equipo del papa emérito afirman en su respuesta a los investigadores que sólo no lo ha minimizado sino que lo ha expresamente condenado" indicando que estos hechos son "terribles", "moralmente reprobables", "irreparables" y "pecaminosos" y que sólo se recordaba que "en el derecho canónico entonces vigente esto no constituía propiamente un delito”.