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San Juan Pablo II visitó Canadá en múltiples ocasiones, recorrió varios lugares y se reunió con una amplia variedad de grupos.
En 1987 hizo una parada especial en Fort Simpson, un histórico pueblo comercial con una gran población indígena.
Mientras estuvo allí, hizo un discurso especial, afirmando la dignidad humana de los pueblos de las Primeras Naciones.
Explicó además el compromiso renovado de la Iglesia con la libertad de los pueblos originarios:
Luego terminó su discurso con una simple oración por los pueblos nativos de Canadá, deseando que sean bendecidos con la paz de Dios.
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria,
les conceda a ustedes, los pueblos aborígenes de Canadá,
un espíritu de sabiduría y perspicacia para conocerlo con claridad.
Que Él ilumine su visión más íntima
para que conozcan la gran esperanza a la que les ha llamado.