“Hay que vivir en un espíritu de vigilancia y de oración”, apeló Mons. John Saw Yaw Han, obispo auxiliar de Rangún (Birmania), mientras el país se encuentra en estado de emergencia tras el arresto de la dirigente Aung Saan Su Kyi por el Ejército birmano este lunes 1 de febrero
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El lunes 1 de febrero de 2021, Birmania ha sido el escenario de un nuevo golpe de Estado del Ejército –el cuarto en 63 años–, con el arresto de la dirigente Aung San Suu Kyi y la proclamación del estado de emergencia durante un año. La líder de 75 años Aung San Suu Kyi, que llevaba a la cabeza del país desde 2016 con su partido la Liga Nacional para la Democracia (LND) y que recibió el Premio Nobel de la Paz en 1991, ha sido arrestada. También el presidente de la República, Win Myint, y otros responsables de su partido. Se han colocado generales en los principales puestos y el general Myint Swe, vicepresidente, ha sido nombrado presidente interino.
Llamada a la prudencia
Mientras que la comunidad internacional exige la liberación de Aung San Suu Kyi, el obispo auxiliar de Rangún (capital económica del país), Mons. John Saw Yaw Han, ha indicado que, en esta fase difícil y crítica para el futuro del país, “hay que vivir en un espíritu de vigilancia y de oración”, rezando sobre todo por la paz, según informa la agencia Fides. La archidiócesis de Rangún ha publicado un mensaje en el que invita de manera más amplia al pueblo de Dios a vivir “este delicado tránsito de la vida nacional con la mayor de las prudencias”.
La Iglesia del país (donde los católicos representan menos de un millón de personas entre los 51 millones de habitantes) recuerda igualmente que debe prestarse una atención particular a los sacerdotes. Son “considerados por los fieles como puntos de referencia” y deberán doblar la vigilancia “en relación a las personas que quieran penetrar –¿controlar?– las iglesias por motivos de seguridad”. También se ha pedido a sacerdotes y religiosos que “no realicen declaraciones individuales” que pudieran entrañar un mayor sentimiento de incertidumbre entre la población. Les piden que velen por “la liturgia, animando a los fieles a rezar intensamente por la paz en Myanmar (Birmania)”.
Reservas de alimentos
Desde su independencia en 1948, Birmania vivió bajo el yugo de la dictadura militar durante casi 50 años. Un periodo particularmente duro para la población, gran parte de la cual ha vivido en una extrema pobreza. Consciente de ello, la Iglesia de Birmania pide también a los sacerdotes y religiosos “encargarse de la creación de reservas de alimentos para evitar carencias” y “procurar igualmente constituir reservas de medicamentos para todas las necesidades sanitarias de la población”. Por último, para cualquier situación alarmante o de urgencia, todas las comunidades eclesiásticas del territorio están invitadas a dirigirse sin demora al arzobispo de Rangún.
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