La alegría no puede imponerse. Pero podemos influir para hacerla emerger: saboreando los buenos momentos, estando presentes en aquello que hacemos, practicando la bondad, perseverando en el esfuerzo o incluso poniéndonos en silencio para escuchar a Dios. De estas formas la alegría nos inunda como una gracia. Nos invade por completo. Incluso en los momentos de sufrimiento. A continuación tenéis diez actitudes que cultivar día a día para vivir con alegría
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A diferencia del placer y del júbilo, la alegría llega más hondo: nos atrapa por completo. Toca la mente, el cuerpo y el corazón. Nos hace bailar, cantar y reír. Con alegría, todo el universo se vuelve colorido. Por supuesto, la alegría no llega por dictamen, pero podemos invitarla, provocarla, crearla.
Cultivando ciertas actitudes del día a día, podemos acceder a esa alegría y abrirnos a una calidad de vida enteramente nueva para nuestro ser. Saborear el instante presente, meditar, practicar la gratitud, ponerse en presencia de Dios… Descubrid en la galería fotográfica de abajo diez actitudes que practicar para vivir con alegría.