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Historias del increíble padre Martini, un jesuita en la China milenaria

ZHOUU
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Dolors Massot - publicado el 18/06/18
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Hijo de familia comerciante italiana, quiso llevar el Evangelio a tierras chinas y promovió el conocimiento de la geografía y la cultura orientales.

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Es el otro Martini. Italiano y de corazón universal, Martino Martini es el padre jesuita que en el siglo XVII decidió llevar su pasión por los viajes y la emprendeduría que veía en su familia a tierras de Oriente para evangelizar. Iba a ser la primera vez que el este de China oía hablar de Jesucristo, y quien lo hizo se enamoró de aquella geografía y de su cultura.

Cuatro siglos más tarde, la ciudad de Hang Zhou, muy próxima a Shanghai, rinde homenaje al misionero Martino Martini (1614-1661) con una exposición que conmemora exactamente el 375 aniversario de la llegada del religioso a la ciudad.

Marco Polo había escrito en las anotaciones de sus viajes allá por el siglo XIII, que Hang Zhou era la ciudad más suntuosa y elegante que había visitado. 

Martini fue historiador, cartógrafo y geógrafo, y se le considera una de las figuras más relevantes en el conocimiento oriental por parte de Occidente. Elaboró la primera gramática china para occidentales y gracias a él disponemos del Novus Atlas Sinensis, conjunto de mapas de China que datan de 1655.

Hang Zhou nunca ha olvidado la labor del padre Martini, que allí hizo llamarse Kuang Wei Guo. Quien está al frente de la muestra es la Asociación de Promoción de la Cultura y el Comercio China-Italia, cuyo presidente destacó en el acto de inauguración “el valor inestimable del patrimonio histórico que legó Martini”.

Raíces cristianas en el este de China

Pese a los cambios políticos de estos cuatro siglos que han atropellado la libertad religiosa, incluida la revolución maoísta, Martini sigue siendo considerado en Hang Zhou como uno de los prohombres de la ciudad. Hay un monumento en su honor en el lugar donde estuvo el cementerio católico.

Por su parte, todavía existe la parroquia de la Inmaculada Concepción, que él pudo levantar gracias a los donativos de dos mujeres chinas conversas.

Martini nació en Trento el 20 de septiembre de 1614. Ingresó a los 18 años en la Compañía de Jesús. La vida de su familia, orientada al comercio y los viajes, era apasionante; pero él no se quedó atrás y quiso invertir sus talentos en la expansión del Evangelio por tierras lejanas. En 1641 fue destinado a China y desembarcó en Macao el 4 de agosto de 1642. Entró efectivamente en China a principios del año siguiente y un año después llegó a Hang Zhou. Desde allí hizo numerosos viajes y conoció la Gran Muralla y Pekín.

Sus viajes misioneros son un ejemplo de la inculturación de la fe puesto que se sumergió en el conocimiento científico para llevar a las almas de aquella zona la Palabra de Dios: conoció su lengua y dominó su gramática, incluso. Emprendió así un fructífero diálogo entre la cultura europea y la china que, como puede verse, hoy sigue vigente.

 



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