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Cómo preparar la Navidad con serenidad

Femme chic préparant sa table de Noël

DGLimages - Shutterstock

Edifa - publicado el 13/12/20

Regalos, menú, decoración… que no se te borre la sonrisa al preparar la Navidad

¿Quién no querría compartir la alegría y la paz de Navidad con sus seres queridos? Pero ¿cómo hacer cuando hay que asumir una avalancha de tareas materiales (compra de regalos, decoración, comida para toda la familia) mientras se continúa asumiendo lo propio de la vida diaria?

Con la proximidad de las fiestas, vuelve el torbellino de preparativos. Resulta difícil, después de haber corrido por las tiendas, disfrutar serenamente de la alegría de Navidad. Aquí tienes unos consejos para preparar la Navidad serenamente.

¿Y si fuéramos menos perfeccionistas?

“Mi marido y yo intentamos hacer las cosas demasiado bien”, reconoce Anna, madre de cinco hijos de 3 a 16 años. “De golpe, nos ponemos de los nervios. Nuestra hija de 7 años nos comentó algo muy juicioso el año pasado mientras corríamos para los últimos preparativos: ‘Es curioso, mañana ya es Navidad y nunca parecéis estar contentos. ¡Miradme a mí, con mi gran sonrisa!’.

Entonces nos dimos cuenta de que necesitábamos relajarnos. Mala suerte si cada servilleta no tiene su decoración personalizada y los regalos no tienen un envoltorio impecable. Así que nos sentamos en la alfombra a escuchar canciones de Navidad y cantar a pleno pulmón”.

¿Y si, este año, hacemos la resolución de ser menos perfeccionistas, de simplificar estos días de fiesta? A riesgo de rechazar algunos desplazamientos familiares demasiado agotadores, a repartirse los alojamientos, las compras y los trayectos. Otro secreto para los más perfeccionistas: saber pedir ayuda y delegar.


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Los grandes regalos en común

¿Regalos imprescindibles? ¡Pero si los joyeros y los armarios ya están llenos! ¿Cómo evitar el exceso de gasto y las malas elecciones? ¿Cómo prever también los regalos sin pasar demasiado tiempo recorriendo tiendas? Cada familia tiene sus costumbres: sorpresas o listas detalladas, fruslerías de precio fijo o gran regalo común, cheques de “vale por…”.

Véronique, madre de seis y abuela de tres, pide listas de regalos dos meses antes de Navidad, aunque eso no le impide anotar ideas a lo largo de todo el año, acumular regalitos aprovechando viajes, rebajas o promociones. En casa de Anna y Luc, los hijos todavía están en casa y dan prioridad a un gran regalo común.

“El año pasado, nos regalamos un ordenador. Este año, será una mesa de ping-pong”. Cada uno tendrá sólo un regalito, normalmente sacado de un “armario de regalos” que también se llena durante todo el año.

Otra fuente de inspiración son los catálogos de juguetes. Stéphanie tiene dos hijos pequeños, de 7 y 5 años. “Intento disimular los catálogos publicitarios que llegan demasiado pronto y los saco a principios de diciembre, cuando el calendario de Adviento ya está instalado.

Luego, escucho los comentarios y las preferencias de los niños. Conversamos sobre el interés de tal o cual juego o de un nuevo superhéroe. Sobre todo, confieso que me divierto pidiéndoles que me justifiquen sus elecciones y gustos. A los mayores también les hago comparar precios, embalajes, garantías…”.

Los regalos hechos a mano y el presupuesto bien definido

Cuando las familias crecen, a menudo se dividen los regalos que se hacen entre cada uno para evitar una multiplicación de paquetes. La determinación de un presupuesto máximo también puede aliviar los costes.

También por cuidar la economía, Marie, abuela de seis, da preferencia a los regalos hechos a mano: “Me encanta la costura y el punto; durante todo el año hago disfraces, canastillas, bufandas… para los pequeños que ya tienen bastantes juguetes. A los mayores me los llevo al cine. ¡Es nuestra gran salida juntos! Reservo las compras de regalos a mis hijos, yernos y nueras”.

Sea cual sea la fórmula, prever los regalos requiere tiempo y discernimiento. Así que es indispensable empezar con antelación y sentarse lápiz en mano a hacer listas. Véronique establece la de las personas que va a consentir, señala al lado sus ideas y luego va marcando los comprados a medida que se los quita de en medio.

“Pongo también el precio, si no, me pierdo”, confiesa. “Así, estoy segura de ser más o menos equitativa con cada uno. Luego dedico toda una tarde, unos días antes de las fiestas, a clasificar y envolver los regalos. Sin olvidar las etiquetas o referencias para identificar bien los destinatarios. Así hay menos cosas que hacer en el día D”.

En casa de Agnès y Louis, los hijos tienen derecho a los regalos de empresa y los de sus padrinos y madrinas. “Para evitar la acumulación de juguetes, nos organizamos en familia para los regalos más útiles: curso de vela, de equitación, suscripción a una revista, entrada a un espectáculo…”. Para los adolescentes, un cheque regalo presentado en un sobre bonito con una cinta, que siempre gusta mucho.

Platos confeccionados con antelación para celebrar la Navidad

Aunque, como en el caso de los regalos, es difícil ponerse un mes antes a preparar la comida de Navidad, es posible encontrar recetas para hacer el día anterior o para congelar, hacer una lista de compras, de ingredientes o de decoraciones que renovar. Otra solución: la fórmula del bufé, que evita las comidas demasiado largas para los pequeños y permite a todos reunirse con más libertad. Eso no impide, claro, preparar una mesa para los más ancianos o los más cansados.

Marie y Jean reciben a sus hijos cada dos años. “Nos las arreglamos para que todo esté listo antes de que lleguen. Llenamos el congelador ocho horas antes y cocinamos durante tres días: dulces tradicionales, trufas, mazapanes, terrinas, tronco navideño… Y cuando llegan los niños, podemos limitarnos a disfrutar”, explica Jean.

En casa de Françoise, se van turnando y cada uno aporta algo. “A veces elegimos un tema: Navidad campestre, nórdica… Más que prever los regalos, preparamos un espectáculo, con belén viviente y coral con los niños y los mayores”.

Las alegrías de la decoración de la casa con los niños

Antoine y Sylvie quieren aprovechar la alegría de ser padres jóvenes: “Estamos muy ocupados durante la semana. De repente, cada domingo de Adviento se dedica a la preparación de la Navidad con los niños. El primer domingo toca, por supuesto, el belén y la corona de Adviento. Sin olvidar el calendario, que nos permite contar cada noche la espera de Jesús.

El domingo siguiente, les ayudamos a confeccionar regalitos a partir de objetos de madera: marcos, cofres… Los decoran con pinturas, piedras preciosas o conchas. Los otros dos domingos, fabricamos las decoraciones y decoramos la casa y el árbol. Los niños tienen derecho a decorar su habitación a su gusto. ¡Es una alegría!”.

Nada agrada más a los niños que transformar la casa y dar rienda suelta a su imaginación. Y qué más da si no sale muy bien o si resulta de mal gusto, lo esencial es que cada uno pueda implicarse.

Cuidar los momentos de oración

Nada es peor que cuando sube el tono a la hora de elegir el horario de una misa o el estilo de una celebración: misa infantil, misa de medianoche… Para intentar contentar a la mayoría, es indispensable hacer un pequeño sondeo de gustos y de ritmos de cada uno. Luego, basta con reagrupar los horarios y lugares de las misas de Navidad de la ciudad o del barrio donde todo el mundo se encuentre la noche de Navidad para poder proponer lo que convenga.

Asimismo, la animación de los momentos de oración en familia antes de la comida o la distribución de regalos pueden confiarse a unos u otros. Pero cuidado, es mucho mejor si se les avisa con antelación.

Cécile Maître y Bénédicte Drouin

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