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Adviento: ¿por qué esperar un evento que ya ha tenido lugar?

CHRISTMAS
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Edifa - publicado el 01/12/19
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El Adviento es un tiempo de espera, pero siJesús ya ha venido, ¿cuál es entonces su significado?

El año litúrgico ha comenzado. El Adviento ha vuelto. Siempre vuelve demasiado pronto. Nos recuerda que la Navidad ya está en nuestras puertas, que tendremos que estrujar nuestro cerebro para encontrar regalos que ofrecer, sin contar con el miedo a arruinarnos. Pero, ¿por qué esperar un evento que ya ha tenido lugar?

De todas maneras, esperar a Cristo durante un mes, una hora a la semana, o sea cuatro horas en total, no convertirá el mes de diciembre en una sala de espera gigante. Como el sacerdote dice en cada misa que tenemos que esperar (si vamos todos los días, puede volverse agotador), esperemos.

La espera de una natividad que ya ha tenido lugar

Hay algo raro al respecto. Esperamos el regreso de Cristo, sí, en su gloria, el día del Juicio Final, el día en que resucitaremos con Él, con nuestro cuerpo. Tal espera es comprensible, ella marca el futuro y la esperanza.


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Pero, ¿podemos esperar una natividad que ya ha tenido lugar?

En verdad, el Adviento no es exactamente una espera. No tenemos que esperar a Aquel que se ha encarnado para siempre. Él nos precede en todo. Si hay espera, es desde el punto de vista litúrgico, cuando se despliega el año nuevo para hacernos vivir lo que Jesús ya ha vivido, recibir las gracias que Él ha dado a todos.

La espera es pedagógica, teatral; es la memoria de los misterios, la celebración de las etapas de la salvación. Esta espera  nos pone en presencia de Aquel que viene, cada día, para ofrecernos su gracia. Es Él quien hace la antecámara.

Una oportunidad para comenzar de nuevo

ADVENT

By phBodrova | Shutterstock

Tenemos necesidad de ritmos, de salidas, un poco como los niños a los que les gusta tanto, al comienzo de la escuela, abrir un cuaderno nuevo.

La vida de oración, afectada por la crema solar del verano, necesita un reinicio, largo tiempo aplazado. No se trata de hacer las mismas cosas, sino de profundizar.

¿Cómo profundizar sin repetirse? Escuchando con más atención los Evangelios de la Misa, magníficos en este período. También hay que prepararlos, reaprenderlos y “hacerlos venir” durante la semana.



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Por el Hermano Thierry-Dominique Humbrech

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