Los Ángeles de la Guarda existen, te protegen. Es una verdad de fe. (Catecismo 328) Dios puso un ángel al lado de cada persona para que lo acompañe a lo largo de su vida.
El Catecismo de nuestra Iglesia Católica (336) nos dice: “Desde su comienzo (cf Mt 18, 10) hasta la muerte (cf Lc 16, 22), la vida humana está rodeada de su custodia (cf Sal 34, 8; 91, 10-13) y de su intercesión (cf Jb 33, 23-24; Za 1,12; Tb 12, 12). “Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida”.
Desde niño he tenido una particular devoción y agradecimiento a mi Ángel de la Guarda. He experimentado su presencia amorosa infinidad de veces, protegiéndome, guiándome, alejándome del mal que me arrastraba. Ellos están a tu servicio por orden de Dios.
Recuerdo con mucho cariño esta hermosa oración que me enseñaron y desde muy pequeño y aún de grande la rezo, más en estos días de Cuarentena obligatoria, con el Coronavirus recorriendo el mundo.
Ángel de mi guarda,
dulce compañía,
no me dejes solo ni de noche ni de día,
no me dejes sólo que me perdería.
¿Sabías que en estos tiempos de Pandemia te pueden hacer grandes favores? Puedes enviarlo a Misa ahora que tu parroquia está cerrada, mientras tú la ves por televisión o Internet, para que acuda en tu lugar y esté allí, frente al sacerdote que celebra la Eucaristía.
Aleteia publicó esta bella oración para enviar a tu Ángel de la guarda a Misa. Haz “CLIC” aquí. Te va a encantar, es bellísima.
¿Sabes qué me hace mucha falta al no poder salir de casa? Visitar a Jesús en el Sagrario. Mi buen Jesús, mi amigo de la infancia. Pienso mucho en Él, ahora solo en aquellos sagrarios, igual que tantos ancianos en el mundo que se han visto confinados en aislamiento y se encuentran solos. Es muy doloroso. Pero surgen voces de solidaridad y heroísmo por todos lados.
Una joven puso las redes sociales: “Si eres anciano y no puedes cocinar, llámame, con mucho gusto iré a hacerte compañía y cocinaré para ti”. Otro pegó un cartel en una de las puertas de acceso a su edificio. “Somos del 8 B si tienes problemas de movilidad o no puedes salir, con mucho gusto iremos a comprar las medicinas por ti. Llámanos”.
Pensaba estas cosas mirando hacia afuera desde la ventana de mi casa y recordé una iglesia cercana, que está detrás de unos edificios a pocas cuadras. Recordé a mi Ángel de la Guarda y le pedí:
“Ángel de mi Guarda, ve a esa iglesia, entra a la capilla y póstrate ante Jesús sacramentado. Hazle compañía. Reza por mí y dile que le quiero”.
No dejemos solo a Jesús. Dile que lo amas, una y otra vez. Él se merece esto y más.
…………….
Debemos aferrarnos a la oración, necesitamos perseverar, que Jesús nos escuche. Para ayudarte, te recomendamos el NUEVO libro de nuestro autor católico Claudio de Castro “EL PODER DE LA ORACIÓN CON FE”, renovará tu vida y será una voz de esperanza en este tiempo de prueba.
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