En el corazón de Galicia, bajo las escarpadas laderas del Monte Barbeirón, se encuentra el antiguo Monasterio de San Pedro de Rocas. Llamarle antiguo no es exagerar: es el complejo monástico más antiguo de Galicia, y uno de los más antiguos de España. La historia del monasterio se remonta al menos al siglo VI, época en la que los eremitas cristianos comenzaron a forjarse una existencia espiritual en los remotos rincones de la Península Ibérica, entonces considerada, literalmente, el fin del mundo: Finisterre.
Se puede decir que San Pedro de Rocas es un testimonio de la resistencia de la fe y el espíritu humano. El lugar es famoso por sus capillas rupestres, laboriosamente excavadas en la ladera. Estas cuevas artificiales, que servían de capillas y refugios, permanecen en gran parte intactas y ofrecen una rara visión de las primeras prácticas cristianas europeas. Las mismas piedras de San Pedro de Rocas parecen susurrar las plegarias de siglos pasados.
Declarado Monumento Histórico Nacional en 1923, la importancia del monasterio no ha hecho más que crecer con el tiempo. En 1999 fue reconocido como Patrimonio Cultural de España, y en 2018, tanto el monasterio como las 100 hectáreas que lo rodean fueron declarados Paisaje Cultural de Interés. Hoy en día, aunque el monasterio ya no está activo como lugar de culto, es una de las principales atracciones de la región de Ribeira Sacra, ofreciendo una combinación única de historia, espiritualidad y belleza natural.
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Un origen envuelto en leyendas
Los orígenes de San Pedro de Rocas están envueltos en la leyenda. Una inscripción encontrada en una lápida del monasterio, que data del año 573, sugiere que el lugar estuvo habitado por un pequeño grupo de cristianos, posiblemente seguidores de san Martín de Braga, figura clave en la evangelización de Galicia durante el reino suevo. Los orígenes eremíticos del monasterio reflejan la primitiva tradición cristiana de oración solitaria, que fue evolucionando hacia una vida monástica comunitaria.
A lo largo de los siglos, San Pedro de Rocas se ha enfrentado a numerosos retos, como las incursiones de los invasores musulmanes en el siglo VIII y los devastadores incendios de los siglos XI y XVII. A pesar de estas dificultades, el monasterio fue reconstruido y restaurado, lo que demuestra tanto la resistencia de la comunidad monástica como la importancia duradera del lugar.
Hoy, los visitantes pueden explorar las antiguas capillas, que ahora forman parte de un museo y centro de interpretación dedicado a la vida monástica de la Ribeira Sacra. El viaje a San Pedro de Rocas es una peregrinación a las raíces mismas del cristianismo español.
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