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El santuario de Covadonga: leyendas de la reconquista

COVADONGA
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Daniel Esparza - publicado el 14/02/25
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Este santuario católico asturiano es a la vez un destino espiritual y un símbolo de la resistencia histórica de España

Como escondida en los escarpados Picos de Europa de Asturias, en el norte de España, la Santa Cueva de Covadonga es un lugar rico en historia y significado religioso. Este santuario católico asturiano es a la vez un destino espiritual y un símbolo de la resistencia histórica de España. La cueva está asociada a los inicios de la Reconquista, el esfuerzo cristiano por recuperar tierras del dominio musulmán, lo que la convierte en lugar de peregrinación para los creyentes y en destino de investigación para los aficionados a la historia.

Los orígenes de un espacio sagrado

Los orígenes de la cueva como lugar de culto son legendarios. Las tradiciones cristianas locales afirman que Pelagio (el famoso Don Pelayo, no confundir con el hereje británico del mismo nombre), noble visigodo y futuro líder de la Reconquista, persiguió a un criminal hasta una cueva de los Picos. Una vez allí, encontró a un ermitaño rezando a la Virgen María.

El ermitaño pidió a Pelagio que perdonara la vida del hombre porque había buscado la protección de la Virgen. También predijo que Pelagio se refugiaría algún día en la misma cueva.

CHAPEL COVADONGA
Gran santuario dedicado a la Virgen de Covadonga, este alto lugar de peregrinación está situado en el Principado de Asturias.

Esta profecía se cumplió durante la batalla de Covadonga en 718, cuando Pelagio y su pequeño grupo de combatientes se enfrentaron desafiantes a las fuerzas musulmanas. Según las crónicas musulmanas, Pelagio y sus hombres se escondieron en la cueva y sobrevivieron gracias a la miel que encontraron en las grietas de la roca. Por el contrario, los relatos cristianos hacen hincapié en la intervención milagrosa de la Virgen María, cuya protección se consideró la clave de su improbable victoria.

Esto marcó el comienzo de la Reconquista, un momento decisivo en la historia de España.

De campo de batalla a santuario

Tras la victoria, el rey Alfonso I de Asturias honró a la Virgen María construyendo una capilla en la cueva. Dedicada a Nuestra Señora de Covadonga (de cova domnica "Cueva de Nuestra Señora") -cariñosamente llamada La Santina-, el santuario se convirtió en un lugar importante para los peregrinos cristianos. La Cueva Sagrada también albergaba altares a san Juan Bautista y san Andrés, y fue confiada a monjes benedictinos.

La estatua mariana original se perdió en un incendio en 1777, pero una imagen de madera de la Virgen con el Niño del siglo XVI, donada por la Catedral de Oviedo, ocupó su lugar y permanece allí hasta hoy.

Restauración y legado

En el siglo XIX, el obispo Benito Sanz y Forés dirigió los esfuerzos para restaurar la Cueva Sagrada, que culminaron con la construcción de una nueva capilla de estilo románico. El arquitecto Luis Menéndez-Pidal diseñó la estructura actual, inaugurada en 1874.

La estatua de la Virgen desapareció momentáneamente durante la Guerra Civil española, y fue encontrada en la embajada de España en Francia en el año 1939.

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