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"¡Hermanos y hermanas, no tengan miedo! ¡La Puerta está abierta, está abierta de par en par!", lanzó el Papa Francisco durante su bendición navideña Urbi et Orbi, el 25 de diciembre de 2024 al mediodía, desde la Basílica de San Pedro.
El Papa, que el día anterior no se había puesto de pie para el rito de apertura de la Puerta Santa, se puso de pie para los himnos pero permaneció sentado para pronunciar su discurso. Al iniciarse el Jubileo de 2025, el pontífice argentino instó a la paz y la reconciliación, mencionando en particular a Ucrania, Gaza, Siria, Líbano y Sudán.
“Entrar por la Puerta requiere el sacrificio de dar un paso, de dejar atrás disputas y divisiones, para abandonarse a los brazos abiertos del Niño que es el Príncipe de la Paz”, explicó el Papa Francisco en su intervención, pronunciada ante miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro bajo un hermoso sol de invierno.
“Invito a cada persona, a cada pueblo y a cada nación a tener la valentía de cruzar la Puerta, a convertirse en peregrinos de la esperanza, a silenciar las armas y a superar las divisiones”, instó el pontífice argentino al inicio del Año Jubilar.
"Que callen las armas en la Ucrania mártir", pidió el Papa, invitando a las partes implicadas en esta guerra a tener "la audacia de abrir la puerta a la negociación y a los gestos de diálogo y encuentro, para alcanzar una paz justa y duradera".
"Con los ojos puestos en la cuna de Belén, mi pensamiento se dirige a las comunidades cristianas de Israel y Palestina, particularmente en Gaza, donde la situación humanitaria es desastrosa", declaró el Papa, que ha hablado en numerosas ocasiones sobre este tema durante la año. Reiteró su deseo “de que cesen los incendios, de que se liberen a los rehenes y de que se ayude a la población agotada por el hambre y la guerra”.
Pocos días después del cambio de régimen en Damasco, el Papa dijo estar “cerca de la comunidad cristiana del Líbano, particularmente del sur, y de la de Siria, en este período tan delicado. Que se abran las puertas del diálogo y la paz en toda la región devastada por el conflicto”, pidió, expresando también su apoyo a la “reconciliación nacional” en Siria.
Solidaridad con África y América Latina
"Que el nacimiento del Salvador traiga un tiempo de esperanza a las familias de los miles de niños que mueren a causa de una epidemia de sarampión en la República Democrática del Congo, así como a las poblaciones del este del país y a las de Burkina Faso, Mali, Níger y Mozambique", preguntó el Papa, denunciando "los conflictos armados y el flagelo del terrorismo".
El Papa Francisco subrayó que estas crisis se ven agravadas "por los efectos devastadores del cambio climático que están provocando la pérdida de vidas y el desplazamiento de millones de personas". También expresó su cercanía a las poblaciones de los países del Cuerno de África, implorando "los dones de la paz, la concordia y la fraternidad".
También pidió a la comunidad internacional que garantice "el acceso a la ayuda humanitaria a la población civil de Sudán" y que inicie "nuevas negociaciones con vistas a un alto el fuego", ya que esta guerra civil que comenzará en 2023 ha obligado a millones de personas al éxodo.
El Papa también expresó su apoyo a la población de Myanmar (o Birmania) "afectada por continuos enfrentamientos armados" y llamó a encontrar soluciones políticas para el "bien común" en el continente americano, en particular "en Haití, en Venezuela, Colombia y Nicaragua".
Derribar las paredes
“Que el Jubileo sea una oportunidad para derribar todos los muros de separación: los muros ideológicos, que tantas veces marcan la vida política, y los muros físicos, como la división que afecta a la isla de Chipre desde hace cincuenta años y que ha desgarrado su tejido humano y social”, lamentó el Papa, que visitó esta isla en 2021.
“Jesús, Palabra eterna de Dios hecha hombre, es la puerta abierta de par en par que estamos invitados a cruzar para redescubrir el sentido de nuestra existencia y el carácter sagrado de toda vida”, insistió el Papa, expresando en particular su atención a los niños, los ancianos, los presos y “los que son perseguidos por su fe, y son muchos”, subrayó.
El Papa reiteró su deseo de que el Jubileo sea una oportunidad para perdonar las deudas, en particular las que pesan sobre los países más pobres. “Todos estamos llamados a perdonar las ofensas recibidas, porque el Hijo de Dios, que nació en el frío y la oscuridad de la noche, perdona todas nuestras deudas. Él vino a sanarnos y perdonarnos. Peregrinos de la esperanza, vayamos a su encuentro”, instó Francisco.
“Dejémonos reconciliar con Dios, y entonces habremos sido reconciliados con nosotros mismos y podremos reconciliarnos unos con otros, incluso con nuestros enemigos”, insistió Francisco. Reiteró que “la misericordia de Dios lo puede todo, deshace todos los nudos, derriba todos los muros de división, disuelve el odio y el espíritu de venganza”.
La Puerta Santa abierta la víspera, “representa a Jesús, la Puerta de la salvación abierta a todos”, explicó el Papa, quien aseguró que “Jesús es la Puerta que el Padre misericordioso abrió en medio del mundo, en el corazón de la historia , para que todos podamos volver a Él”.
Durante este tiempo navideño, el Papa insistió en que “el Verbo eterno de salvación se encarna de nuevo y verdaderamente, dice a cada hombre y a cada mujer, dice al mundo entero: 'Te amo, te perdono, vuelve a mí, ¡La puerta de mi corazón está abierta!"
