En muchas parroquias de todo el mundo hay momentos especiales durante el Adviento para administrar la confesión.
A menudo, esto incluye un servicio de oración comunitaria en el que varios sacerdotes se reúnen en un mismo lugar para escuchar confesiones individuales.
Esto da a las personas ocupadas la posibilidad y la oportunidad de recibir el sacramento antes de la alegre celebración del día de Navidad.
¿Cómo me prepararé para Jesús?
La Navidad ya está aquí. Los niños en particular están llenos de alegría, esperando con impaciencia uno de los días más esperados de todo el año.
El Evangelio pone de relieve esa alegría infantil de estar en presencia de Jesús. Aunque muchos niños del mundo actual se preocupan más por los regalos que por la celebración del nacimiento de Cristo, su alegría y su anticipación por los bienes materiales deberían hacernos dar un paso atrás y reflexionar sobre nuestras propias vidas.
¿Tendré esa misma alegría cuando espere la venida de Jesús en Navidad? O, lo que es más importante, ¿seré tan alegre como lo fue san Juan Bautista cuando fue llevado a la presencia del Salvador?
¿Espero con impaciencia el día decisivo en que Dios me llame a casa? ¿O tengo miedo y me avergüenzo de mis pecados?
El Adviento es el momento perfecto
El Adviento es un momento perfecto para detenernos y examinar nuestra propia vida espiritual, descubriendo el estado de nuestra alma y preguntándonos si la idea de ver a Jesús hoy (o algún otro día en el futuro) traería alegría a nuestras vidas.
Si nos avergonzamos en absoluto de nuestros pecados, deberíamos aprovechar las ofertas de nuestra parroquia local para confesarnos y dejar que Dios limpie nuestras almas para que podamos rezar de verdad: "¡Ven, Señor Jesús!"