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En su libro, Recupera tu mente, reconquista tu Vida, la psiquiatra Marian Rojas advierte sobre la adicción a la dopamina, un mal de nuestro tiempo que nos aleja de la felicidad auténtica. Esta Navidad, podemos aprovechar para desintoxicarnos como familia y redescubrir lo que realmente importa: una alegría duradera que no depende de estímulos inmediatos, sino de una conexión más profunda con los demás y con Dios.
Marian Rojas aborda este tema de manera profunda y esclarecedora. Nos ayuda a descubrir dónde no se encuentra la verdadera felicidad, señalando patrones de comportamiento que nos alejan de ella.
Adictos a la dopamina
Rojas hace referencia a los "adictos a la dopamina", aquellas personas que buscan incansablemente el placer instantáneo, convirtiéndose en dependientes emocionales de experiencias intensas, hiperactividad constante y estímulos inmediatos.
Según la autora, esta adicción nos lleva a vivir en un estado de sobre estimulación que agota nuestro sistema inmunológico, incapaz de estar siempre "en pie de guerra".
Vivimos en una sociedad obsesionada con la búsqueda constante de "chasquidos de dopamina". Nuestra agenda se llena de actividades diseñadas para darnos esa felicidad en sobre de satisfacción instantánea, pero, como advierte Marian Rojas, "la verdadera felicidad no se encuentra en ese frenesí".
Desintoxicando a la familia
Toda la familia, desde los más pequeños hasta los mayores, estamos de alguna manera intoxicados por el exceso de dopamina: tablets, videojuegos, redes sociales, comida ultraprocesada, compras compulsivas, series, etc. Todo ello nos ofrece pequeños chasquidos de placer inmediato que, aunque nos satisfacen momentáneamente, a largo plazo nos generan dependencia y desequilibrio emocional.
Sin embargo, esta Navidad podemos aprovechar la oportunidad de desintoxicarnos juntos, en familia. Los médicos señalan que se necesitan -aproximadamente- cuatro semanas para que nuestro cerebro reorganice sus circuitos y reduzca la dependencia de estos estímulos artificiales.
Aunque esta temporada suele durar unas tres semanas, si empezamos ahora, aún tenemos tiempo para completar el proceso antes de que los niños regresen a clases.
Actividades juntos
En lugar de consumir estímulos rápidos, podemos fomentar actividades que nos unan y nos aporten beneficios a largo plazo. Jugar en familia, dar paseos al aire libre, preparar recetas saludables, compartir conversaciones significativas, son formas de reconectar y combatir esa sobrecarga de dopamina.
No es fácil, pero juntos lo podemos hacer más llevadero. Estas semanas pueden convertirse en una experiencia transformadora, no solo para reducir nuestra dependencia, sino también para fortalecernos como familia.
Encontrando la paz interior
Gracias a la doctora Marian Rojas, entendemos con claridad dónde no vamos a encontrar la verdadera y profunda felicidad. Sin embargo, la gran pregunta es: ¿dónde sí podremos encontrar esa felicidad auténtica? ¿Dónde buscar ese refugio, ese escondite en el que podamos descansar nuestro corazón y encontrar la paz interior?
En las palabras que, según la tradición, Nuestra Señora de Guadalupe dirigió a san Juan Diego, encontramos la respuesta: “¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría?”
La Virgen de Guadalupe nos señala el camino: la verdadera felicidad no se encuentra en lo superficial. Ella, con su mensaje lleno de ternura, nos invita a confiar en su Hijo, Jesús, quien es la fuente de toda alegría duradera.
En un mundo que nos empuja constantemente hacia el ruido y el consumo, María nos llama al silencio, a la oración y a la contemplación, donde podemos descubrir una felicidad que no depende de las circunstancias externas, sino de un corazón que reposa en Dios.