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Vivir la Navidad como lo que es -el nacimiento de Cristo- cuando la familia no es católica o no es practicante, puede resultar poco más que incómodo debido a la posibilidad de que surjan algunos malentendidos, sobre todo si alguien es abiertamente ateo.
¿Qué hacer en ese caso? Podemos tomar en cuenta los siguientes consejos para que los demás sepan claramente que nuestra fe está ante todo y que es un tiempo para tratarse con amor y caridad.
1Habla con ellos sobre la importancia de la fecha
La comunicación entre la familia debe cultivarse todo el tiempo para generar empatía, enfatizando el respeto que se deben por ser de la misma sangre, a pesar de la diferencia de pensamientos.
Aprovechando esa apertura, comenta la relevancia que tiene para ti esta festividad en la que recordamos y actualizamos el nacimiento de Cristo.
Y hazles saber que estar juntos es lo más valioso que puedes tener en Navidad, gesto que ayudará a que deseen compartir contigo esta bella fiesta.
San Juan Pablo II dijo que "la Navidad nos trae siempre un rayo de alegría y de esperanza, porque nos ha nacido un Niño, porque Dios nos ha visitado".
2Arrullen al Niño Dios
Compartir juntos la Noche Buena será una excelente oportunidad de dar testimonio cristiano. Si crees que es conveniente y el ambiente se presta, invítalos a arrullar al Niño Dios.
Si hay menores, podrán ayudarte a mecerlo mientras cantan, para ello puedes apoyarte de algún familiar o amigo que también sea católico.
3Invítalos a Misa
Seguramente será extraño, pero no hay peor lucha que la que no se hace. Recuerda que an Pablo instó a "insistir a tiempo y a destiempo" (2Tim 4, 2), así es que, sutilmente, puedes invitarlos a la Misa a la que vayas tú.
A veces es cuestión de una sencilla iniciativa para cambiar a las personas, y puede sorprenderte su respuesta.
4Haz una lectura bíblica
Antes de cenar, puedes prender unas velas y colocar al Niño Dios al centro de la mesa para leer un pasaje del capítulo 2 del Evangelio de san Lucas.
Además, puedes regalarles frases del mismo Evangelio con un detallito, para que la Palabra de Dios se quede en sus corazones.
La Navidad representa para nosotros, los cristianos católicos, una oportunidad para llevar la Buena Nueva a nuestros seres queridos. Por eso, trabaja con amor para que la alegría del nacimiento de Cristo rinda frutos en quienes están alejados, Dios se encargará del resto.
¡Feliz Navidad!