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"La esperanza no es una palabra vacía", sino "una certeza, porque se funda en la fidelidad de Dios a sus promesas", explicó el Papa Francisco en la audiencia general celebrada en el Aula Pablo VI el 11 de diciembre de 2024. En la catequesis con la que concluyó su ciclo de enseñanzas sobre el Espíritu Santo y la Iglesia, el Papa se detuvo en uno de los últimos versículos de la Biblia, en el libro del Apocalipsis: "El Espíritu y la esposa dicen: Ven" (Ap 22,17).
Francisco explicó que esta llamada se dirige directamente "a Cristo resucitado", de acuerdo con el grito "Maràna tha" ("Ven, Señor"), que se pronunciaba en arameo "en las reuniones litúrgicas de los primeros cristianos", recordó.
"Pero esta espera de la venida última de Cristo no ha permanecido única", explicó Francisco, añadiendo que a ella se ha unido también "la espera de su venida continua en la situación presente y peregrina de la Iglesia". Con el desarrollo de la tradición cristiana, la invocación "Ven" se ha ido dirigiendo "directamente al Espíritu Santo, que es la fuente siempre fluyente de la esperanza cristiana".
"Si la Iglesia es una barca, el Espíritu Santo es la vela que la impulsa en el mar de la historia, hoy como ayer", explicó el Obispo de Roma. Y el Espíritu está ligado a la esperanza, que es una "virtud teologal, porque está inspirada por Dios y tiene a Dios como garante", insistió el Papa Francisco.
"El cristiano no puede contentarse con tener esperanza, debe también irradiar esperanza, ser sembrador de esperanza", insistió Francisco, subrayando que "no es tanto la fuerza de los argumentos lo que convencerá a la gente, sino el amor que sepamos poner en ellos".