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La familia Jenko vive en Eslovenia, donde no faltan calidez, risas y apoyo mutuo. Katarina Jenko, compañera y madre de cuatro hijos, es el alma de esta familia. Además de cuidar de la casa, trabaja en una residencia de ancianos. Sus hijos son su mayor activo: su hijo mayor, Max, cursa el segundo año de informática, su hija Emma está terminando la primaria, la hija menor, Minea, está en cuarto curso y el hijo menor, Loris, aún está en la guardería.
"Como familia estamos muy unidos, somos felices y, sobre todo, positivos", dice Katarina. Su camino no siempre ha sido fácil. Minea superó con valentía una leucemia, mientras que el pequeño Loris enfermó cuando era recién nacido y sigue teniendo problemas de corazón. A pesar de ello, siguen llenos de vida y alegría, y la contagian a todos los que conocen.
Aleteia: A veces es difícil decir o explicar a un niño que se enfrenta a un tratamiento difícil. ¿Cómo aceptó Minea la enfermedad?
Hemos hablado francamente con Minea desde el principio. Le explicamos cómo funcionaría el tratamiento y que viajaríamos a una ciudad cercana con regularidad para recibir el tratamiento. Se tomó la enfermedad de forma muy positiva: esperaba con impaciencia cada visita. Era muy popular en la sala porque es muy sociable y carismática.
Loris, el hijo menor, enfermó de bebé. ¿Cuál fue su diagnóstico y cómo es ver a una criatura tan pequeña luchando por la vida?
Nuestro Loris fue diagnosticado al segundo día de nacer. Al principio, los médicos sospecharon que era una neumonía, pero más tarde nos dijeron que tenía tetralogía de Fallot, una cardiopatía congénita con cuatro defectos cardíacos.
Loris fue operado a los ocho meses, ya que empezó a tener problemas respiratorios. Se ponía azul y cansado.
"Ver a una criatura tan pequeña luchando por su vida fue extremadamente difícil, porque nunca se sabe cuándo puede empeorar".
¿Crees que tu experiencia con la enfermedad de tu hija facilitó afrontar el diagnóstico de tu hijo?
Cuando nos enteramos del diagnóstico, lo primero que hicimos fue conmocionarnos y hacernos cientos de preguntas: ¿por qué nosotros otra vez? ¿seré capaz de afrontarlo? Estos pensamientos nos mantuvieron despiertos toda la noche, esperando que llegara la mañana y que mi pareja y yo pudiéramos ir a ver a nuestro hijo, que estaba en cuidados intensivos. Después de que los médicos me explicaran todo sobre el tratamiento, necesité tiempo para asimilarlo.
Sin embargo, fue un poco más fácil porque, en cierto modo, ya estaba familiarizada con el sistema de tratamiento. Me mantuve positiva, no tenía más remedio que hacer acopio de fuerzas y superar este calvario.
¿Cómo lograste mantenerte fuerte y animar a tus hijos mayores a pesar de tus propios miedos?
Max y Emma se lo tomaron todo con calma y me ayudaron mucho con diversas tareas y con el cuidado de Minea, ya que yo estaba fuera a menudo. Por supuesto, mi pareja también ha estado a mi lado, y sin su apoyo habría sido mucho más difícil.
"Tengo una pareja increíble que llegó a mi vida justo cuando estaba tocando fondo".
¿Cuáles eran sus temores?
Los miedos siguen conmigo hoy en día. En aquel momento, lo más difícil era pensar en cómo iba a conciliarlo todo: los niños, el tratamiento, cuidar de mí misma… Ahora que lo peor ya ha pasado, todavía me atormenta la idea de cómo sería si tuviéramos que volver a pasar por lo mismo, pero intento no pensar demasiado en ello.
Soy consciente de que tengo que seguir viviendo y guardar fuerzas para mis hijos. Por eso intentamos pasar el mayor tiempo posible juntos, haciendo actividades que nos hagan felices.
Tengo muy poco tiempo para mí. Mi pareja y yo a veces nos tomamos un momento para salir, aunque solo sea a tomar un café. También estoy agradecida al resto de mi familia, especialmente con mi hermano y a su pareja, que a menudo pasan tiempo con nosotros y están a nuestro lado en los momentos difíciles.
¿Cuál es la situación actual de los dos hijos menores?
El estado de Mina es actualmente estable. Está estable y la vemos cada seis meses. Tiene un TDAH confirmado, que se cree que es consecuencia de la quimioterapia, por lo que la estamos tratando con parches para ayudarla a concentrarse. También asiste a un programa de Brainobrain y a clases de baile, por lo que su rutina diaria es bastante variada.
Seguimos controlando a Loris con regularidad, pero recientemente hemos sabido que su estado se ha deteriorado. Se enfrenta a otra operación por una fuga en una válvula. No obstante, seguimos siendo positivos y optimistas porque confiamos mucho en los expertos.
Son una familia muy positiva y sonriente. ¡Qué significa para ustedes el tiempo juntos y cómo les gusta pasarlo?
Nos gusta ir de viaje y de vacaciones porque nos damos cuenta de lo valioso que es estar conectados y de que la vida nos ha dado la oportunidad de vivir.
También nos reunimos a menudo con amigos, sobre todo con las familias que conocimos durante el tratamiento.
¿Qué le hace más feliz en la vida?
Lo que más feliz me hace en la vida es que mis hijos estén sanos. Además de ellos, mi pareja significa mucho para mí. Estoy agradecida con mi familia y a mis amigos. No debo olvidar a Valeria e Ivo Charman, a quienes puedo llamar en cualquier momento cuando siento dolor.
Me gusta ir a trabajar con personas mayores. Me hacen reír y cada día me enseñan algo nuevo. Me gusta hablar con ellos y, por supuesto, con mis compañeros, con los que me llevo muy bien. Somos como una gran familia.