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El Cántico de Zacarías, magnífica oración para empezar el día

PRAY
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Valdemar de Vaux - publicado el 03/10/24
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El cántico de Zacarías expresa la alegría de quien acoge a un hijo, Juan, y con ello el cumplimiento de las promesas de Dios. Una oración para todas las mañanas

Junto a María, Zacarías es una figura importante al comienzo del Tercer Evangelio. Contrapartida masculina de la Madre de Dios, el marido de Isabel es, junto con su hijo Juan, el vínculo entre la Antigua y la Nueva Alianza.

Las dos primas de la Virgen son estériles, pero el nacimiento de su hijo, a pesar de la incredulidad de Zacarías, es un signo del poder de Dios, para quien nada es imposible. La venida del Bautista prefigura así la venida del Salvador: Dios es misericordioso (Juan en hebreo) hasta el punto de venir entre nosotros (Emmanuel).

Habiendo enmudecido por su falta de fe, Zacarías recupera el uso de la palabra cuando proclama el nombre de su hijo, lo que asombra a su familia, que lo encuentra incongruente. Este milagro es la ocasión para que el sacerdote cante las alabanzas del Señor.

Su acción de gracias ha tomado el nombre de Benedictus, su primera palabra latina, al igual que la de María ha tomado el nombre de Magnificat. Mientras que el segundo se canta todos los días en Vísperas, el oficio del día que cae, el cántico de Zacarías se reserva para Laudes por la mañana.

La promesa de Dios a Abraham

Esta elección de madrugada no tiene nada de sorprendente. En su alabanza, el padre de Juan Bautista recuerda la promesa de Dios a Abraham de "hacernos intrépidos". De hecho, en la tradición judía, el padre de los creyentes es el patriarca de la mañana y del nuevo comienzo, porque siguió a Aquel de quien nada sabía. De la misma manera, Zacarías confió en la promesa de alumbramiento que le hizo el ángel de Dios sin decir una palabra, ciertamente bajo coacción.

Al amanecer, la Iglesia pone el día venidero en manos del Señor. Esta tradición litúrgica se remonta al menos al siglo VI y se menciona en la Regla de san Benito.

El cántico es, pues, un himno al Dios que salva y cuya fidelidad se renueva cada mañana, que debe recitarse sin moderación para comenzar el día con un corazón agradecido:

Oración

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

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