"Es el vuelo más largo que he tenido nunca", dijo el Papa Francisco a los periodistas en el avión que le llevaba a Yakarta, primera etapa de su gira por Asia-Oceanía. Tras 13 horas de vuelo y 11 mil 354 km, el Papa llegó finalmente a la antigua capital indonesia a las 11:15 hora local (6:15 hora de Roma y 22:15 hora del centro de México).
Como de costumbre, poco después del despegue del Airbus A330 de ITA Airways, el Papa Francisco se desplazó por el avión, apoyándose en un bastón, para saludar a todos los pasajeros, al personal y a los periodistas. Agradeciendo a los pasajeros "la compañía", habló de la duración del viaje, que le llevará a cuatro países -Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur- del 2 al 13 de septiembre.
De paso entre las filas, el Pontífice pudo intercambiar algunas palabras con varios periodistas, en particular sobre la cuestión de las migraciones en el Mediterráneo. En particular, explicó a un corresponsal español que seguía de cerca la situación migratoria en el archipiélago español de las Canarias. A continuación, agradeció calurosamente a un periodista francés que le hubiera regalado una linterna frontal que había permitido a los socorristas de SOS Méditerranée encontrar de noche una embarcación llena de migrantes.
El avión del Pontífice sobrevoló Italia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Serbia, Montenegro, Bulgaria, Turquía, Irán, Pakistán, India, Malasia y, por último, Indonesia.
Como es habitual, el Pontífice envió un telegrama a los jefes de Estado de los países sobrevolados, entre ellos el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y el sultán malayo Ibrahim Ismail Ibni Alarhum Sultan Iskadar. El Pontífice aseguró a cada uno de ellos que rezaba por su país y su pueblo, invocando el "don de la paz" sobre la nación iraní, por ejemplo.
Tras el aterrizaje del avión italiano que lo transportaba, el Pontífice descendió en silla de ruedas por un pequeño ascensor mecanizado hasta la pista del aeropuerto de Soekarna-Hatta. Al dar sus primeros pasos en la ciudad javanesa de 11 millones de habitantes, fue recibido por el Ministro de Asuntos Religiosos, acompañado de dos niños vestidos con trajes tradicionales.
Tras saludar a las delegaciones y admirar a la Guardia de Honor indonesia con sus relucientes uniformes, el Pontífice se dirigió a la Nunciatura Apostólica, a unos treinta kilómetros de distancia, donde se alojará durante toda su estancia en Yakarta.
Reuniones informales en la Nunciatura
No estaba prevista ninguna actividad oficial para la jornada, con el fin de que el Pontífice pudiera descansar para los días venideros. En la Nunciatura, sin embargo, el Papa se reunió informalmente con varios grupos de refugiados, ancianos y personas sin hogar. También recibió a niños huérfanos -cuidados por monjas dominicas- que acudieron a él vestidos con trajes tradicionales indonesios.
Durante estos encuentros, explicó el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, el pontífice argentino habló con refugiados rohingya de Myanmar -un pueblo por el que expresa a menudo su preocupación-, así como con refugiados de Sri Lanka y Somalia, acogidos por el Servicio Jesuita a Refugiados.