La Cuaresma es un tiempo litúrgico fuerte, propicio para acercarnos a la confesión y a la comunión. El Pbro. Sergio Moctezuma, padre penitenciario de la Catedral de Celaya, comenta que "la Iglesia nos invita a recorrer los cuarenta días cuaresmales como cuarenta días de liberación, de sanación, de regreso a la casa paterna" y, como dice el Papa Francisco en su mensaje de 2024, a la "recuperación del primer amor", puntualiza.
Por esto, el sacramento de la Confesión tiene un lugar fundamental e importante.
El sacerdote menciona que los cristianos católicos, además de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios, tenemos los cinco mandamientos de la Iglesia, "que solo afectan directamente a los miembros de la Iglesia católica", dice, donde se encuentra precisamente: "confesarse por lo menos una vez al año y, tradicionalmente, se ha invitado a que sea dentro del tiempo de Cuaresma".
En cuanto al mandamiento de comulgar por Pascua, comenta que "la comunión es una de las metas principales en este camino de regeneración -destaca- la comunión eucarística es para nosotros volver a la comunión plena con Dios a través de la recepción del cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo", participación plena de la Pascua del Cielo, explica el penitenciario.
Todos necesitamos ese abrazo del Padre se nos brinda en el sacramento de la confesión ,y escuchar la voz de Dios que nos dice 'no te preocupes, hijo, ven. Yo te recibo, te amo, te levanto, te devuelvo tu dignidad'".
No es una mera imposición
Por supuesto, agrega el P. Sergio, la confesión es la insistencia de la Iglesia para que cada uno de sus hijos encarnemos y aprovechemos los medios de la gracia que Dios nos da.
"Todos necesitamos ese abrazo del Padre que se nos brinda en el sacramento de la confesión, y escuchar la voz de Dios que nos dice 'no te preocupes, hijo, ven. Yo te recibo, te amo, te levanto, te devuelvo tu dignidad', como sucede en la parábola del Hijo Pródigo. Esto se encarna maravillosamente en la confesión; además, también es necesario experimentar la alegría de la reconciliación y del encuentro con Dios para seguir esforzándonos hasta llegar al Cielo, añade.
Hacer un buen examen de conciencia
Para hacer un buen examen de conciencia, además de seguir los pasos que se nos enseñaron desde niños, es importante recordar que éste debe realizarse en un ambiente de oración, de diálogo con Dios, "por lo tanto, el primer paso es ponerse en la presencia del Señor" señala el presbítero.
Y añade que es necesario pedirle la gracia al Espíritu Santo para reconocer nuestros pecados, incluso esos que se nos esconden. Para ayudarnos, podemos hacer un buen examen con una guía, con el Catecismo de la Iglesia católica o con el compendio.
Además, tenemos las bienaventuranzas y las virtudes, que podemos analizar en nuestra relación con Dios, con el prójimo, con nosotros mismos y con la creación. "Y con mucha humildad, confiando en la infinita misericordia de Dios, realizar una muy buena confesión", aconseja el padre.
Discernir qué es pecado y qué no
Durante la Cuaresma, los católicos debemos ayunar; sin embargo, cuando nosotros -que pertenecemos a una comunidad cristiana y conocemos el precepto- lo rechazamos con una actitud de orgullo y soberbia, se constituye no solo una desobediencia, sino un pecado en contra de la caridad, de la unión y fraternidad que debe haber en la Iglesia, destaca el padre.
Señala el sacerdote que ahora está de moda ir en contra de los preceptos de penitencia de ayuno y abstinencia de carnes como si fuera algo anacrónico. "Es sorprendente que la gente le haga más caso a esa promoción engañosa que pone en boca del Papa Francisco palabras que no ha dicho, que a la verdadera doctrina y enseñanzas de la Iglesia".
Hay que entender de fondo el sentido de estos actos de penitencia, como un signo de retorno a Dios y de ayuda a los hermanos en la verdadera caridad. Son pocos días y nada nos cuesta hacerlas bien. "Y si nos cuesta realizarlas, es que nos hacen falta", concluye el sacerdote.