María Antonia de Paz y Figueroa, conocida como Mama Antula, llega a alegrar al país Argentino con la noticia de su canonización. Es la primera santa nacida en Argentina.
Así como lo menciona el Padre Gustavo Serpa, de la congregación de Miles Christi, su participación en la fe fue fundamental para que “el legado de san Ignacio en Argentina siguiera vivo” en un país en donde los jesuitas habían sido expulsados. Por ello, Mama Antula es una mujer que, hasta el día de hoy, es de gran inspiración no solo para los argentinos, sino para toda la Iglesia Católica.
“(Es un) gran gozo saber que gente como tú y yo despierta un fervor por la santidad, uno se siente de algún modo más cercano al Cielo”, compartió el padre Gustavo.
¿Quién es Mama Antula?
María Antonia de Paz y Figueroa nació en 1730, en Santiago del Estero, Argentina. Era nieta del general Juan José Paz y Figueroa, un hombre que pertenecía a una familia respetable, noble y católica.
A los 15 años decidió convertirse en laica consagrada al hacer votos de virginidad, y aunque no era parte de la compañía de Jesús, tomó la espiritualidad ignaciana como su camino a la santificación.
Fue una mujer que dedicó su vida a compartir los Ejercicios Espirituales, por lo que empezó a portar una sotana negra y manto cruzado, como los religiosos de la Compañía de Jesús.
“Ella fue un reflejo de san Ignacio en versión mujer, por el espíritu de sacrificio, por el celo apostólico, por la magnanimidad, por su modo de vivir tan humilde”.
¿Por qué la Compañía de Jesús fue expulsada de Argentina?
Aunque había una fuerte presencia de los jesuitas en las tierras argentinas, en donde abrieron iglesias, escuelas y centros de formación ignaciana, el rey Carlos III decidió expulsar a la Compañía de Jesús de la monarquía hispánica.
Seis años después, el Papa Clemente XIV, por constantes presiones del rey, decidió suprimir a los jesuitas de Argentina. “Siendo la congregación más numerosa que evangelizó todos los continentes, desapareció”.
Mama Antula, ante la falta de religiosos, empezó a difundir el carisma ignaciano a las comunidades porque veía una clara necesidad de llevar a Dios a todos lados.
“La formación católica de Argentina tiene como base los ejercicios de san Ignacio. Cuando los jesuitas no estaban ahí, seguían estando con su espiritualidad”.
Mama Antula tuvo que pasar por diferentes pruebas para llevar los ejercicios espirituales a los argentinos; entre ellas, ganar la confianza del Obispo De Tucumn, Juan Manuel de Moscoso y Peralta. Años después, en 1775 publicó un documento fomentando la práctica de los ejercicios y pidiendo que ella los promoviera en sus peregrinaciones.
Y aunque ella no predicaba en los ejercicios espirituales, era fundamental su participación: “Organizaba todo: movía a las personas, al obispo, al virrey y al que tenía que predicar”. Se comenta que en los primeros años hubo un gran impacto en las comunidades de Argentina debido a que más de 25 mil personas vivieron estos ejercicios.
“Ella captó esta poderosa arma espiritual para transformar personas y sociedades. De la vida de ella se puede aprender el valor de los ejercicios espirituales porque su santidad es fruto de los Ejercicios y la conversión”.
Imitarla para continuar con su legado
“De Mama Antula podemos aprender a ser grandes promotores de este bien, de esta maquinaria de hacer santos, de producir conversiones, imitarla a ella en difundir los ejercicios sería de algún modo continuar con su legado, su pasión, su misión”.
Hoy podemos apreciar cómo la presencia de Mamá Antula ha sido un referente para vivir la fe católica en Argentina; sin duda, pasará a la historia como una mujer fuerte que organizó el encuentro entre Dios y miles de argentinos.
Hoy celebramos a...