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Infertilidad: 6 trampas a evitar para mantenerse unidos

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SaiArLawKa2 | Shutterstock

Mathilde De Robien - publicado el 15/01/24

Ante la infertilidad, una pareja puede debilitarse. Aquí tienes seis escollos que debes evitar y consejos para mantener unida a tu pareja durante la dura prueba

La infertilidad pone a prueba a las parejas: sus planes quedan en suspenso, su sexualidad se programa, y la comunicación se ve sesgada por el sufrimiento, la culpa y el miedo a la ruptura… Mientras que algunas parejas afirman que esta prueba les ha unido más, otras se encuentran debilitadas por ella.

“La infertilidad es un calvario enorme, implica un sufrimiento inmenso, y no todo el mundo está preparado para afrontar esta situación, que da lugar a sentimientos de rabia, injusticia, duda, soledad, culpabilidad… así que sí, existe el riesgo de debilitar a la pareja en ese momento”.

Afirma Florence Pasquier-Desvignes, consejera matrimonial y responsable, junto con su marido, de un grupo de discusión para parejas que esperan un hijo.

Un informe publicado en abril de 2023 por la Organización Mundial de la Salud, reveló que cerca del 17,5% de los adultos (es decir, alrededor de uno de cada seis) presentan este problema, por lo que resulta urgente aumentar el acceso a una atención de la esterilidad asequible y de calidad para quienes la necesitan.

Ante la infertilidad, mantener una relación fuerte y unida es todo un reto. Es cuestión de expresar tus emociones sobre un tema muy íntimo, seguir haciendo planes, decidir mantenerse firmes juntos…

Aquí tienes seis errores que pueden dañar la relación conyugal si no se tiene cuidado, y otras tantas maneras de ayudarla a crecer y fortalecerse a partir de esta prueba.

1
GUARDARSE EL SUFRIMIENTO PARA UNO MISMO

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Cuando se está en una relación, se puede caer en la tentación de cerrarse al propio dolor, diciéndose que la otra persona no puede entenderlo. Mathilde y Enguerran Petit, ambos de 36 años, llevan ocho casados. Hace siete que esperan un hijo. Con los años, han aprendido a hablar de este sufrimiento y a vivir con esta herida. “Está ahí, pero ya no ocupa todo el espacio”, confiesan con serenidad.

Al principio, compartir este dolor no fue fácil. “Tardamos un tiempo en hablar de ello. Cuando tienes que enfrentarte a tu propio sufrimiento, es difícil imaginar el sufrimiento de la otra persona. Ni siquiera entiendes tu propio sufrimiento, ¡y mucho menos el de la otra persona!”

Poco a poco, la pareja experimenta los beneficios de expresar su sufrimiento a su pareja, de no guardárselo para sí misma. “Cuanto más hablamos de ello, más atentos estamos el uno al otro. Nos damos cuenta de situaciones que son especialmente dolorosas para la otra persona, como ver a mujeres embarazadas o niños en brazos de su madre… Ser conscientes de todo esto nos ayuda a estar ahí para la otra persona, a consolarla en los momentos difíciles, somos más fuertes con la ayuda de la otra persona”.

Florence Pasquier-Desvignes subraya que la comunicación entre las parejas que se enfrentan a la infertilidad es difícil -porque toca temas íntimos- pero absolutamente esencial. “Para seguir juntos, la pareja debe aprender a comunicarse, a abrirse el uno al otro, a compartir sus sentimientos, emociones y sensaciones”. La ayuda de un tercero puede contribuir a liberar la palabra y favorecer los intercambios entre los cónyuges, que a veces no se atreven a expresarse por miedo a herir o molestar al otro.

2
MANTENER EL SUFRIMIENTO DENTRO DE LA PAREJA

Existe una gran tentación para las parejas de encerrarse en su sufrimiento y buscar el aislamiento. Esto se debe a que la pareja puede sentirse incomprendida por quienes no han vivido la situación.

A veces los cónyuges se han sentido heridos por comentarios torpes de personas de su entorno y prefieren evitar el contacto. Escuchar a sus amigos hablar de sus hijos también puede resultar difícil. “El peligro es que uno se encierre en sí mismo y en su relación, y no es buena idea quedarse solo con este sufrimiento tan difícil de soportar”, advierte Florence Pasquier-Desvignes.

Hay que encontrar un equilibrio entre la necesidad de protegerse y la tentación de encerrarse en la torre de marfil”.

Mathilde y Enguerran están de acuerdo: “Hay que encontrar un equilibrio entre la necesidad de protegerse (de la indelicadeza, o de las cosas demasiado duras de soportar) y la tentación de encerrarse en su torre de marfil. Poco a poco, podrás hablar de tu sufrimiento con los demás. Es importante hacerse accesible a los demás.

También es la manera de recibir apoyo y consuelo. Mathilde y Enguerran reciben este apoyo en los fines de semana que organizan para las parejas que desean tener un hijo. Son momentos alegres y fraternos, “para vivir cada día lo más intensamente posible, sin dejar de esperar y de tener esperanza”.

3
REDUCIR LA SEXUALIDAD A SU DIMENSIÓN PROCREADORA

Cuando una pareja se enfrenta a la infertilidad, su sexualidad se ve atacada y no siempre es fácil dar su consentimiento. Una cita médica tras otra, la intimidad de la pareja queda al desnudo y el cuerpo se ve a veces como una máquina de procrear. Ya no se trata de expresar amor o ternura, sino de apuntar a la ventana de fertilidad. Todo esto tiene un impacto en la sexualidad de la pareja, que puede herir profundamente. “Las uniones se calculan, se programan pensando en la procreación”.

“El peligro es que se elimine la dimensión unitiva de la unión conyugal y solo se vea la dimensión procreativa, y eso es muy hiriente. Es rebajarnos a nosotros mismos o a la otra persona a la categoría de objeto o animal. Es olvidar que lo más importante es el amor”, afirman Mathilde y Enguerran. Nos exhortan a “no dejarnos llevar por el ritmo de la medicina y la mecánica”, para no perder de vista la unidad y la comunión de los esposos en la unión conyugal.

4
NO HAY MÁS PROYECTOS

“Es difícil para una pareja que espera tener hijos planificar el futuro cuando el proyecto principal de la pareja no llega a buen puerto”, subraya la asesora matrimonial. Mudarse de casa, cambiar de trabajo, viajar… Puede ser tentador dejarlo todo aparcado “por si acaso”. Pero sin planes, la vida es triste.

Mathilde y Enguerran tienen una amarga experiencia al respecto: “Nos encanta viajar, pero nos hemos impedido hacer planes, comprar billetes de avión por ejemplo, diciéndonos: ‘Si tenemos suerte, dentro de seis meses esperamos un hijo’.

Pero pronto nos dimos cuenta de que hacer planes dinamiza la vida en pareja. Así que ahora decimos ‘vamos’ y contratamos un seguro de cancelación. Eso lo cambia todo: ¡volvemos a vivir!”

5
SENTIRSE CULPABLE O ECHAR LA CULPA A LOS DEMÁS

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Cuando se desconocen las causas de la infertilidad, la pareja se libra relativamente de este sentimiento de culpa por parte de uno o de frustración por parte del otro. En cambio, cuando uno de los cónyuges es el único responsable de la infertilidad, puede añadirse otra herida: la devastadora culpabilidad.

Una forma de preservar la relación es permanecer unidos, decirse que no hay un único responsable, sino dos personas enfrentadas a una situación dolorosa. Enfrentados a la misma prueba, los cónyuges son el mejor consuelo el uno para el otro. Por eso es importante que las citas médicas sean una experiencia compartida.

Claire y Cédric esperaron cinco años antes de dar a luz a una niña, principalmente a causa de la endometriosis que le descubrieron a Claire. Existen cursos que ayudan a las parejas a gestionar su infertilidad, haciendo que la mujer no este sola y se someta a todos los tratamientos. Es importante que ambos estén implicados”, subraya Claire. Permanecer juntos durante la prueba también significa decirse “sí” el uno al otro todos los días, aceptarnos a nosotros mismos, aceptar a nuestra pareja, aceptar nuestra relación tal como es, con todas sus debilidades y flaquezas.

6
QUERER CONTROLARLO TODO

La noticia de la infertilidad es un duro golpe. Mathilde y Enguerran lo describen como “un golpe que llega inesperadamente y sin preparación”. Es una prueba aún más difícil de aceptar en una sociedad acostumbrada al control y la inmediatez. ¿Podría estar la clave para aceptar esta prueba en entregarse a la voluntad del Señor? Como católicos practicantes, Mathilde y Enguerran son un buen ejemplo de ello.

“Hace tres años, dejamos el programa NaPro. Porque todo curso médico llega a su fin, porque sobrecarga demasiado el cuerpo de la mujer, pero también porque era una forma de decirle al Señor: ‘Hemos hecho todo lo que hemos podido, ahora te dejamos a ti al mando y que se haga tu voluntad'”. Una hermosa lección de confianza en Dios, y en los planes que tiene reservados para cada uno de nosotros.

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